El tiempo pasa veloz como si lo fuéramos correteando. ¿Qué hace que fui, de la mano de un ángel (en realidad, de una chica angelical) a reportear en uno de los centros de la Fundación don Juan Navarrete y Guerrero? Ahí se daban desayunos calientes a niños y niñas que no los tenían en sus casas, o no los tenían como Dios manda, por la pobreza de sus familiares.

Un niño de traviesa sonrisa y pelo negro y lacio, de unos seis años, se me acercó y se hizo bolita junto a mí, donde me había sentado, y me conmovió y lo abracé por su gesto de ternura, aunque la verdad, más bien fue porque hacía un frío del cocol y yo llevaba abrigo. Se llama Víctor y tiene ahora 12 años. Y yo, ¡igualito!, excepto por el bastón que me ayuda a caminar. La foto que me tomaron con él (con Víctor, no con el bastón) todavía la uso en mi página de Face Book.

La Fundación no sólo se ocupa en distribuir desayunos en los cinco Centros de Integración Familiar que sostiene en Hermosillo (más uno en Kino en cuya apertura se trabaja) aliada con el Banco de Alimentos, sino también en la atención médica de quienes buscan su amparo. Por Miriam eso son integrales. Cuenta con un Patronato del que fue fundador el ingeniero Federico González Celaya y la directora operativa es la psicóloga Miriam Salas Álvarez, a quien ya había conocido.

Ayer me contó que se necesitan medicamentos. Y es la oportunidad para decir a los lectores que no estoy contando todo esto para entretenerlos, sino para exhortarlos a que obsequien los medicamentos que tienen en sus hogares a la Fundación, cuidando que no haya pasado la fecha de caducidad. Creo que a todos nos ha sucedido que luego de consumir tres o cuatro cápsulas o tres o cuatro cucharadas de un tónico, nos sentimos mejor y dejamos apenas comenzado el tratamiento. Es hora de canalizar las medicinas a quienes las necesitan y carecen de dinero para comprarlas.

Mañana les digo cómo, cuándo, dónde. Ni crean que dejaré de necearles.

BIENVENIDA, LUISA MARÍA ALCALDE

Dos mujeres han ocupado la cartera de la Secretaría de Gobernación (la doctora Olga Sánchez Cordero la primera), ambas nombradas por el Presidente AMLO. Se estrena en el cargo Luisa María Alcalde, profesionista joven (no llegará a los 40 en este sexenio), a quien ya conoce la gente, pues como Secretaria del Trabajo ha comparecido varias veces en la “mañanera”.

Es mujer atractiva, de expresiones claras y precisas, que desde el primer momento proyecta imagen de eficacia. Periodistas más experimentados que el autor de esta columna consideran que su designación ha sido una de las más atinadas decisiones del Presidente. Su especialización en resolver conflictos laborales será de gran utilidad para algunos que han llegado a convertirse, o pueden llegar a convertirse, en problemas políticos. Pongámosla en observación.

carlosomoncada@gmail.com