Publicado el 4 de julio de 2010 en Infocajeme
Entre medias luces, bromas de una pareja, las primas que nunca llegaron y las novias de uno y otro, el “pancho” se armó.
Ni Armando Manzanero, el yucateco, ni Francisco Céspedes, el cubano abrazado por México, tuvieron empacho en decir que, por ser solteros ambos, ya viven juntos.
Pero no revueltos, aclararían, ni son pareja aunque eso esté ahora de moda.
Lo cierto es que la intimidad entre ellos, en el escenario, es grande. Hasta descalzo cantó algunas el isleño.
“Armando un Pancho”, el concierto que Grupo Larsa trajo a Obregón la noche del sábado en una arena Itson de lujo, con buena acústica y mejor refrigeración.
En el escenario, entre reclamos a Céspedes del por qué tantas novias y la clásica pose del macho mexicano de que “a todas les pongo placas”, el público apreció la calidad de dos intérpretes de música buena.
Sobre todo que proviene de dos compositores que no están reñidos con el romanticismo, a pesar del aura comercial que los envuelve.
Y ahí, en la gran arena, Adoro, Somos Novios, Dónde está la vida, Esta tarde vi llover, Señora, Quédate más, Contigo aprendí y muchas otras hicieron que esa noche hubiera algo más que una pareja en el escenario.
El recuerdo del noviazgo, con Si tu no estás, No se tú, Voy a apagar la luz y No, entre otras melodías, hizo que el tiempo pasara más rápido que de costumbre.
Tanto, que hicieron devolver dos veces de los camerinos a los artistas para que siguieran cantando.
Y aunque volver a cantar no fue un gran esfuerzo para ambos, quizá ya en los vestidores los esperaban las primas que Céspedes, una y otra vez, contactó por celular durante el concierto.
Quizá por eso andaban tan desesperados los artistas por irse a cambiar. Ya tenían programado ir a armar su pancho en otro lado.
De todos modos, las casi dos horas de buenas canciones y mejor cantar le fueron muy agradecidas por un público que supo responder a la hora buena.