Aunque el periodo de precampaña tiene como objetivo, se supone, que los precandidatos despierten simpatías en los miembros de su partido respectivo suficientes para conquistar la candidatura a la Presidencia, y se limita a un lapso relativamente corto, los consejeros del INE se hacen bolas en cuanto a la procedencia o no procedencia de sancionar ciertas conductas de los precas.

Y es que les exigen a los aspirantes que no pidan a la gente que voten por ellos ni por sus partidos en la elección del año próximo, y es ésa precisamente la verdadera finalidad de los recorridos. Si no utilizan las palabras “vota por MORENA” (o por el PRI, etc) el año próximo, lo piden con sus actitudes, y también con la crítica negativa contra los partidos rivales.

Para el relativo descanso de los consejeros del INE, la lista de precandidatos tiende a disminuir, y no sólo en la alianza de la oposición, en donde la deserción no ha parado, sino también en MORENA, que parecía llevar el proceso con ejemplar tranquilidad.

El veterano periodista Raymundo Riva Palacio acaba de publicar un detallado artículo sobre los deslices de Adán Augusto López, que parecía tan serio (porque no lo conocíamos bien), al amparo de la antigua amistad que lo une al presidente AMLO. Son, como bien se sabe, coterráneos.

Entre los abusos que señala Riva Palacio figura el uso indebido de aviones militares por el ex de Gobernación, y su relación amorosa con una compañera de partido (¡a su edad, don Adán!). Los deslices son del conocimiento del Presidente, que se ha hecho el occiso hasta el momento porque deseaba que en las encuestas su amigo del alma quedara en segundo lugar. Pero las cosas que deben conservarse en el campo de la vida privada se han hecho públicas, y podría suceder que en el Palacio Nacional comenzaran a ensayar la cancioncita infantil:

“De los cuatro que quedaban ya no más nos quedan tres. Tres, tres”.

¿DÓNDE ESTÁ ADALBERTO MONARQUE?

En breves notas publicadas en los medios, se informa que se desconoce el paradero del licenciado Adalberto Monarque desde el pasado día 3. Ojalá que cuando se lean estas líneas haya sido resuelto el problema.

El abogado comenzó a descollar en la política universitaria en los años sesenta, antes de terminar, de manera brillante, por cierto, su carrera. Destacaba al mismo tiempo que el estudiante Roberto Sánchez Cerezo. Adalberto tiene a la sazón ochenta años pero las notas no relacionan la desaparición con su edad, lo cual es preocupante. El cargo público más relevante que ocupó fue el de presidente de la Comisión Estatal Electoral, cuando comenzaban a cambiar, para bien, los procedimientos en la política.

Expreso el deseo de que a estas horas haya sido localizado sin novedad.

carlosomoncada@gmail.com