Después de siete años de estar preso el yaqui Fidencio Aldama Pérez salió este viernes del Cereso de Cd. Obregón, donde había sido recluido por un crimen que hasta hoy no ha quedado del todo esclarecido.
El regreso de Fidencio a la libertad, notificado por Diario del Yaqui, fue un detonante de inmensa alegría para él, su famillia y la comunidad de Loma de Bácum que siempre creyó y defendió su inocencia.
Hace siete años la amenaza del gasoducto que se planeaba instalar junto a este pueblo tradicional orilló a las autoridades tradicionales a organizar una férrea defensa contra ese proyecto que ya estaba aprobado por el gobierno federal, el estatal y un grupo de yaquis identificados con la gobernadora Claudia Pavlovich y los dirigentes del priismo regional. La mayoría de ellos habitantes de la Loma de Guamúchil.
Comandados por sus líderes se trasladaron de la Loma de Guamúchil a la Loma de Bácum el 21 de octubre de 2016 para atacar a los opositores al gasoducto. En la confusión del enfrentamiento con gritos y pedradas se oyó la detonación de una pistola, el disparo dejó sin vida a uno de los agresores.
El gobierno de Claudia Pavlovich no dudó en señalar como culpables a los indígenes opositores al acueducto y entre ellos escogió a Fidenció Almada para fincarle la responsabilidad del asesinato ocurrido.
Desde entonces Fidencio estuvo en prisión, seis años reclamando su inocencia y apoyado por su familia, autoridades de Loma de Bácum y simpatizantes del movimiento opositor al gasoducto.
La lucha fue permanente y tuvo momentos de incertidumbre, de frustración porque cuando se creía que la liberación de Fidencio estaba próxima, como ocurrió cuando AMLO ocupó la Presidencia, un nuevo trámite burocrático ordenaba mantenerlo en prisión.
Hoy se cumplió el sueño de la libertad para Fidencio y la Loma de Bácum lo celebra en el marco de la Fiestra Tradicional de la Virgen del Carmen, una de las expresiones religiosas más significativas de esta comunidad yaqui.