Es innegable que los generadores de cultura de Sonora no cesan de acrecentarla en todos los géneros: Literatura, Plástica, Música, Danza. Teatro, etcétera. En actitud contradictoria, las instituciones no se preocupan por conservar las manifestaciones culturales que se encuentran ya acreditadas.
La revista “Universidad de Sonora” se fundó al finalizar la primera década de vida de nuestra Casa de Estudios, durante decenios anduvo dando tumbos con largos recesos que obligaban a los efímeros y poco enterado directores, a comenzar a numerar las ediciones una y otra vez con el número 1. Las últimas publicadas vieron la luz con fórceps durante el rectorado de Heriberto Grijalva Monteverde. Luego murió sin que nadie lo advirtiera (murió la revista, no el Rector).
En la época del rector Moisés Canale Rodríguez nació con modestia La Gaceta de la Universidad, y luego fue mejorando, mejorando, hasta convertirse en una excelente y puntual revista con páginas a color, magníficos colaboradores y hermosa información gráfica. A partir del rectorado de la doctora Martínez Plancarte ni siquiera se menciona La Gaceta. Es como si no existieran los centenares de ediciones publicadas.
Durante el rectorado del maestro Jorge Luis Ibarra se creó la Licenciatura en Arte y se contrató a los maestros Jesús Li, tenor, y Marybel Ferrales, soprano, y comenzó la Universidad a producir óperas que nos llenaron de orgullo y admiración. ¡Y con cantantes formados en casa que han triunfado, no pocos de ellos, en escenarios internacionales!
Y luego, ¡plaf!, el globo se desinfló. En el rectorado del doctor Enrique Velázquez Contreras la facilitaron a la Casa de Estudios una ópera didáctica aburrida y no más ópera para los sonorenses. Al cesto los recuerdos. Y no hay signos de que alguien intente volver a los buenos tiempos. No hay. No.
EN LA MIRA DE EBRARD, EL PODER JUDICIAL
Pues será precampaña, pero la declaración del precandidato Marcelo Ebrard, clara y contundente, lo compromete en su posible triunfo electoral: someter a reforma al Poder Judicial Federal.
Son numerosos los casos de sentencias de la Suprema Corte de Justicia bajo notable sospecha de que se han dictado en condiciones económicas ilegales. Han pagado por ellas. Y si bien es cierto que la perversidad de jueces corruptos siempre hallará grietas para falsear la Ley, hay que buscar la manera de cerrarlas, o al menos disminuir la corriente inmoral.
Celebramos la declaración de Ebrard. Los viejos y mañosos ministros que se habían arrellanado en sus sillones en espera de que se fuera AMLO, saben ahora que no dormirán tranquilos si Marcelo se alza con la victoria. Se agregarán a quienes tratan de desprestigiar a MORENA, eso sí. Será su último consuelo.
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