En los años 80, 81, comenzó a destacar en los noticiarios de Televisa un joven esbelto, bien parecido, que daba buena imagen a las cámaras: Juan Ruiz Healy. No hizo gran cosa porque, entre otros motivos, era el tiempo en que crecían los comunicadores más grandes de México. Siempre traía de pegoste a su hermano, un gordo que se veía engentado en las ruedas de prensa.

Pero dio de qué hablar, con envidia justificada, cuando con motivo de la cuarta “reunión de la República” (aquel invento de López Portillo) celebrada en la capital sonorense en febrero de 1981, anunció que se casaría con la Señorita Sonora que era también Señorita México. Mi cultura tiene serias fallas. No recuerdo los nombres de quienes han conquistado tronos de belleza, aunque me parece que aquélla se apellida Núñez.

Juan se eclipsó, tal vez encontró actividades más productivas, pero el gordo, su hermano, es, a cuarenta años de distancia, el mejor experto en seguridad pública. Eso se desprende del artículo que puso esta semana en circulación: “La realidad de la batalla contra la delincuencia no es la que nos pintan los funcionarios de la 4T”.

Esto equivale a asegurar que la realidad es la que pinta el gordito Ruiz, no la que con tanto detalle informan los altos mandos de las Secretarías de la Defensa y Marina y la Guardia Nacional, no, el que sabe es el gordito. Quién lo creyera hoy luego de haberlo visto entonces.

ESTO, SÓLO EN MÉXICO

Aunque no queramos reconocerle la razón al presidente AMLO, no podemos dejar de advertir que el Instituto Nacional Electoral aspira a que dirija al país un mandatario mudo. Le están prohibiendo la manifestación de opiniones políticas, por indirectas y suaves que resulten.

Hay normas constitucionales que prohíben expresamente sancionar a diputados federales y senadores por las opiniones que emiten con motivo del desempeño de sus cargos. Pero la prohibición se desmorona cuando se trata del Presidente de la República, que también da a conocer su opinión relacionada con quienes aspiran a la más alta investidura de la Nación.

La contradicción se muestra con mayor evidencia cuando deja uno de lado las argumentaciones jurídicas y expone la cuestión a la luz directa de la lógica. En esa tesitura solicito que levante la mano quien recuerde cuántas veces el Instituto Federal Electoral (nombre entonces del órgano de control que ahora es el INE) llamó la atención al presidente Vicente Fox cuando éste decía, repetía, machacaba, que el candidato Andrés Manuel López Obrador “es un peligro para México”.

Nuncamente, ¿verdad?

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