Entre los desatinos que cometen los políticos mexicanos, son comunes aquellos que se derivan de su inclinación a restarle importancia a los problemas, empequeñecerlos o de plano ignorar que existen.
De esta costumbre han brotado algunos exabruptos o declaraciones sin sentido en la presente época electoral, declaraciones que pretenden exonerar a la clase política de los graves problemas en los que ellos, nuestros gobernantes, han metido al país.
Ahora me refiero a dos declaraciones absurdas, por decir lo menos, surgidas al calor del supuesto fair play que dicen jugar los partidos, sus candidatos y los gobernantes mexicanos. Ambas declaraciones se refieren en concreto a la propuesta de no tocar “asuntos delicados” como argumentos de campaña electoral.
Vamos al grano: La primera declaración viene del gobierno federal panista, uno de cuyos miembros ilustres pidió a los partidos y candidatos no politizar la actual crisis de violencia que vive el país, no utilizarla como argumento de propaganda electoral.
¿Cómo, el problema más grande que vive el país, producto sin duda de varios factores y uno de ellos, tal vez el más evidente, la corrupción gubernamental, no debe tocarse como tema de debate electoral? Ver para creer.
Así fue y la solicitud fue atendida, al parecer, por los candidatos y sus partidos porque hasta ahora nadie abiertamente ha hecho de la crisis de violencia un argumento electoral, cuando se trata sin duda de un grave problema que tiene mucho que ver con la ineptitud y la corrupción gubernamentales.
Tal vez porque la responsabilidad la comparten los dos partidos más importantes –PRI y PAN- se ha atendido puntualmente el exhorto de no mezclar el tema en los debates electorales.
El segundo caso ocurre aquí en Sonora cuando el gobernador Eduardo Bours Castelo solicita amablemente no usar como argumento de campaña el problema de la huelga en Cananea.
¿De qué se trata esto? Lo del mineral es uno de los problemas políticos más graves que ha vivido Sonora en los años recientes, y su origen bien puede atribuirse a la supuesta neutralidad asumida por los gobiernos federal y estatal. Digo supuesta porque si uno revisa la evolución del problema es obvio que no han sido los mineros los más favorecidos por dicha neutralidad.
En Cananea está en juego el empleo y el sostenimiento de cientos de familias sonorenses, pero también está en juego la paz social de nuestra entidad y la definición de la política laboral que viviremos en los próximos años.
Tema crucial, vital. ¿Por qué no tocarlo en las elecciones?
¿Entonces de qué deben hablar los candidatos?
¿Acaso el debate electoral debe ser una suma de ñoñerías y de temas al gusto para la comodidad de los dos partidos que se disputan el derecho a definir nuestro futuro?