Ayotzinapa: La verdad sin adjetivos
Carlos MONCADA OCHOA
Domingo 3 de Septiembre de 2023

Publicado el 28 de julio 2023

El Presidente de la República lamentó que la desaparición (y asesinato, no hay duda) de los 43 normalistas de Ayotnizapan, cuyo misterio está comprometido a aclarar, se utilice por los conservadores como arma política.

Han logrado poner en entredicho en campos internacionales el prestigio de las fuerzas armadas. Y no se trata aquí de que necesariamente hay que poner a estas instituciones al margen de la sospecha –estamos obligados, como también el Estado Mexicano, a exigir cuentas claras a todo el mundo—sino que la intención es manchar al Ejército, por la sola razón de que el Presidente confía en él. Contra el Presidente se lanza el misil.

Fingen que han olvidado la fecha en que se cometió el asesinato masivo: la noche del 26 al amanecer del 27 de septiembre de 2014, cuando el Presidente era un priista, Enrique Peña Nieto, que tuvo cuatro años para resolver el múltiple homicidio, y que dejó que en ese lapso los responsables desaparecieran vestigios y enredaran las cosas, al grado de construir una “verdad histórica” artificial..

“Tenía ganas de hablar de este tema”, dijo AMLO con franqueza. Aseguró que si se hallara a un miembro de las fuerzas armadas, o dos o tres o treinta, implicados, todos sería sancionados de acuerdo con la Ley, pero a la vez exhibió una encuesta en la que el pueblo ratifica su confianza, en primer lugar, en la Secretaría de Marina, y a corta distancia, en el Ejército.

Pronto llegaremos al noveno aniversario de esta acción infame, y cuanto más tiempo transcurra, disminuye la esperanza de encontrar a los responsables. Ya hay uno detenido en Israel. Hay restos óseos identificados. No estamos partiendo de cero y está de por medio, sobre todo, la palabra de López Obrador.

 

BOMBARDEO A LAS NUBES

Esto de que la Ciencia le dé una ayudadita a la Naturaleza para provocar la lluvia, no es nada nuevo. Lamento no tener el dato cronológico a la mano –con suerte para mañana se me iluminará el coco--, pero estoy seguro de que el primer intento se hizo en Sonora antes de que concluyera el Siglo XIX. Recuerdo también que el experimento logró el éxito, pero nuestros bisabuelos, que eran más escépticos que nosotros, dijeron que no se había probado que se debiera al científico, que pudo el aguacero haber sido simple coincidencia.

También promovió la siembra de nitrato de plata en las nubes el gobernador Alejandro Carrillo Marcor, y hay testimonios en la prensa de que la precipitación fue más intensa de lo que se había previsto, aunque los agricultores a quienes no les llovió en su milpita quedaron inconformes y alegaron que donde había llovido mucho fue en las ciudades.

Bueno, pues en eso andan nuestros ilustres gobernantes, y a mí se me ocurre reflexionar en que no piensen sólo en los agricultores y ganaderos, cuyas actividades son tan importantes, sino también en los pobres que no tienen defensa del calor y, por desgracia, aumentan la lista de fallecimientos. Buena suerte, pues. Que llueva donde se necesita.

carlosomoncada@gmail.com

 

 
 

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