De mejores sitios me han corrido
Carlos MONCADA OCHOA
Domingo 5 de Noviembre de 2023

Estoy muy agradecido por los mensajes de aliento y felicitación que he recibido con motivo de mi septuagésimo aniversario de periodista, y en especial de los espacios que con ese objeto ha dedicado Infocajeme. Pero en lugar de darles las gracias, y con ellas mi afecto, poniéndome serio y solemne, se me ocurre que puedo contarlas episodios interesantes de mi trayectoria periodística, por ejemplo, cuántas veces me han corrido de la chamba.

La primera vez que me corrieron fue en el “Diario del Yaqui” en 1963. Llevaba diez años en la empresa y era director, pero me enteré, por casualidad, de que cierto número de reporteros celebraban reuniones secretas encaminadas a fundar un sindicato, y no fui con el chisme a la oficina del propietario y director general. Éste dictó mi cese, que fue a comunicarme el gerente, un tanto apenado, y me explicó que recibiría la indemnización y prestaciones de ley pagaderas en abonos. Tendría que presentarme a cobrar, cada sábado, el sueldo que hasta ese momento ganaba hasta que, quién sabe cuándo, me completaran la indemnización total. Me negué y exigí el pago completo antes de entregar la oficina.

Esto sucedía en abril de aquel año. Parte del dinero me sirvió para cubrir el cambio de domicilio a Hermosillo, donde se inauguró “El Sonorense”, en el que entré como reportero y con el sueldo que había percibido en el “Diario”. Pasar de director a reportero parecía un retroceso, pero no; mi nuevo director me exentó de hacer guardia por las noches al enterarse de que me había inscrito para estudiar Derecho en la Universidad de Sonora y entraba a clases todos los días a las 7 horas.

Por cierto que la segunda vez que me corrieron fue de la Universidad, donde trabajaba como encargado de Prensa y Asuntos Editoriales. Al mismo tiempo estudiaba Derecho y trabajaba en “El Sonorense”. La contienda política por la gubernatura fue violenta en 1967. Tomé partido por Faustino Félix Serna, a quien conocí desde adolescente (desde adolescente yo, no Faustino), y me pronuncié en desacuerdo con la “huelga” de maestros y estudiantes que pedían el dedazo del Presidente Díaz Ordaz para otro candidato. Y critiqué de manera especial al rector Moisés Canale, que no supo manejar políticamente el brete en que estaba metido. Aparentó que apoyaba a los estudiantes, y para ello dio la espalda al gobernador Luis Encinas, de quien había sido orador en su campaña y a quién debía el rectorado. El primer día en que se reabrió la Universidad me cesaron con, desde luego, la indemnización respectiva.

La tercera vez que me corrieron fue, una vez más, del “Diario del Yaqui”. Había tomado posesión el gobernador Rodolfo Félix Valdés y yo gozaba de libertad para criticar lo que decía y lo que hacía porque una subvención que el periódico recibía del doctor Samuel Ocaña no había sido confirmada por el nuevo mandatario. Pero se hicieron negociaciones del periódico y algunos funcionarios y el director me llamó a su oficina para explicarme que eran numerosas las familias que dependían de los sueldos de sus obreros y redactores, y me sugirió que pusiera fin a mis críticas. Pero no habían pasado tres días cuando agentes judiciales asesinaron a un campesino (¿Anguamea?) que había invadido un predio, me parece que del Campo 5. Desarrollé mi columna con ese tema y me la censuraron y además me cesaron. De indemnización, cero. Tuve el consuelo de que el Partido Revolucionario de los Trabajadores, que ya no existe, celebraba un mitin en el mercado municipal y repartieron a la gente unas 300 copias de mi escrito que el mismo partido había mandado imprimir.

En fin, estoy aquí, de vuelta. A lo mejor mañana les cuento de los países que he visitado gracias a mi oficio de periodista. O de los gobernadores que he entrevistado. A ver qué sale.

 

 
 

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