Que nos haga el honor de visitarnos y que celebre aquí una de sus memorables “mañaneras” con la prensa, está muy bien, señor Presidente; pero que en esa mañanera no haya dado la palabra a los reporteros de casa, a los cajemenses, está muy mal, señor Presidente.

¿Por qué ese desaire? No es un secreto que entre los productores del Valle del Yaqui hay inconformidad porque desde el oscuro sexenio de Guillermo Padrés se les roba buena parte del agua de riego y se la traen a Hermosillo, y que se critican algunas de las disposiciones que ha dictado usted para aquella región. Pero no creo que el citado desaire haya tenido como propósito que no se escucharan expresiones cuestionando algunos aspectos de su gobierno. ¿O sí?

El Año Nuevo de 1970 sorprendió a Luis Echeverría en Moctezuma, en plena campaña por la presidencia de México. Los reporteros sonorenses, que lo habíamos acompañado desde la iniciación de esa gira en San Luis Río Colorado y que lo despediríamos en el aeropuerto de Ciudad Obregón, le pedimos una rueda de prensa exclusiva para nosotros. No éramos más de diez, y pudimos, cada uno, formularle dos preguntas, la más importante, bien lo recuerdo, si el próximo gobierno le entraría al Plan Hidráulico del Noroeste. ¡Esas eran ruedas de prensa en serio!

Supongo que habrá oportunidad de tenerlo aquí a usted una o más veces en lo que le falta al sexenio. Ojalá que entonces no se repita el desaire. Odiaría que algún reportero venenoso lo calificara de “Presidente de la República fifí”.

“PICO DE GALLO”, 2ª edición

Ayer se presentó, en el marco de la Feria del Libro de Hermosillo, la segunda edición de la novela “Pico de gallo”, de Ernesto García Núñez. Con esa obra ganó el Concurso del Libro Sonorense 1992. Yo era el director general del Instituto Sonorense de Cultura y autoricé el tiraje de dos mil ejemplares. Mis sucesores en el cargo resultaron ahorrativos y bajaron a 500 los libros triunfadores de sucesivos concursos. El ahorro se advierte en el menor número de lectores.

Esta segunda edición podría permitir que retrocediéramos a los buenos tiempos. Es una novela divertida. Como el escenario principal es una escuela universitaria, todavía discuten los lectores de la primera edición si uno de los profes es “el volker”, y si uno de los vagos alumnos es… (búsquenle, búsquenle”.)

Lo cierto es que aunque un escritor asigne a sus personajes tal o cual característica de un individuo de carne y hueso a quien conoce, los personajes de una novela poseen su propia autónoma realidad. Es el caso de “Pico de gallo”. Léanla, y si quieren, lo discutimos.