LAS VEGAS.- Mientras los medios hablaban, gritaban, lloraban por la derrota de la selección mexicana de futbol ante su similar de Honduras (2 - 0), en la "Ciudad del Pecado" se mantenía concentrado en su participación en el Gran Premio que se correría este sábado.

Alrededor de él alimañas y tepocatas (que también las hay en el automovilismo de élite) hacía todo lo posible por bajar el ánimo de Checo y hundirlo para que no llegara al subcampeonato o menospreciaban su calidad de piloto y de tonto no lo bajaban.

Pero Checo hizo una gran carrera en Las Vegas. Remontó desde la posición 11 hasta ocupar por algunos minutos la número 1 y terminar finalmente en el tercer lugar. Un podio más que algunos querrán demeritar y continuar con su checofobia, pero un podio que parecía muy difícil antes de empezar la carrera.

Sí, Sergio no es Verstappen. En este momento el holandés es un piloto fuera de serie y nadie puede comparársele con él, incluso los campeones anteriores. 

Digan que el auto Red Bull de Verstappen - Pérez está hecho para ganar todo, siempre en el 1 - 2 de las competencias. Así de simple no puede ser y lo sabes si conoces a fondo el mundo de F1.

Al final Sergio Pérez se quedó con el subcampeonato de la temporada gracias a su pericia como piloto y a su carácter para superar el ambiente que le crearon alrededor en esta última fase de la temporada.

Checo es un gran piloto, el subcampeón, y eso es lo importante.

Pero si usted no lo acepta, váyase a rumiar por la derrota del inflado "Tri" futbolero y salga corriendo a la calle a festejar el triunfo del próximo martes en la revancha contra Honduras. Tanta mediocridad es posible.