Todavía recuerdo, aunque yo era niño, una fiesta de políticos y funcionarios que celebraban, en la Plaza 18 de marzo, la discriminación de que hicieron objeto nuestros cercanos antepasados a los chinos que vivían en Sonora. Deberían haberse sentido avergonzados, no celebrar, por los actos de desprecio que comenzaron a nivel oficial en 1923.
A fines del Siglo XIX había una nutrida corriente de chinos que arribaban a los Estados Unidos en busca de trabajo, Con el tiempo comenzaron a desplazar a los ciudadanos gringos y el gobierno decretó que no recibiría más asiáticos. Al presidente Porfirio Díaz le cayó de perlas la prohibición porque como los chinos llegaban por el lado del Pacífico, se desviaban a Baja California a Sonora. Se necesitaba aquí mano de obra abundante y barata.
Los chinos no sólo eran laboriosos, además aceptaban todos los trabajos, fueran humildes o complicados, bajo climas extremosos o agradables. Los sonorenses comenzaron a verlos con envidia porque fundaban pequeños comercios y abrían campos para sembrar. Se echaron a correr rumores sobre sus costumbres alimenticias para hacerles perder clientela y se emprendió una campaña discriminatoria que comenzó con un decreto que prohibía los matrimonios de asiáticos con mexicanas.
Luego se ordenó que cuando viajaran de una ciudad a otra pidieran autorización por escrito al presidente municipal de su residencia, Bajo el gobernador Francisco Elías quedó claro que la finalidad era expulsaron de Sonora y a eso llegó la legislación del Congreso del Estado. Mañosamente se les dio un plazo muy breve para salir del Estado y hubo algunos que no alcanzaron a vender sus casas y sus campos agrícolas, y se vieron obligados a encargarlos a un empleado de confianza. Como no se les permitió volver ni siquiera de modo provisional, jamás recuperaron lo que era suyo, Se lo robaron los empleados de confianza. Se sabe que familias hoy respetadas construyeron así las fortunas de sus descendientes.
De un tiempo a esta parte, ha habido políticos mexicanos que quieren que el gobierno español nos pida perdón por los crímenes cometidos por Hernán Cortés y demás aventureros durante la conquista. El presidente AMLO ha pedido perdón a los yaquis. Hay buenas razones para que pidamos perdón a los chinos por haberlos humillado. Entiendo que nuestros diputados y diputadas locales están conscientes de que hubo una abominable discriminación racial. Los felicito.