El Savín se despide
Carlos MONCADA OCHOA
Viernes 22 de Diciembre de 2023

Me gusta leer los mensajes de los funcionarios y profesores cuando se retiran de la Universidad. Aparecen nimbados por el amor a su Casa de Estudios. En ciertos casos no han tenido más experiencia laboral porque pasaron ahí sus vidas.

Ayer apareció el mensaje de Raúl Acevedo Savín (o “el Savín”, como abreviaba la raza), que aprovechó para recordar algunos de los episodios culturales que protagonizó, el más brillante de ellos, en mi opinión, el encuentro de escritores “Horas de Junio”. La idea no salió de su cacumen sino del poeta Abigael ´Bohórquez. Éste murió en 1995, cuando el encuentro iba apenas por su segunda edición, y fue sustituido por Alonso Vidal, pero también por pocos años. Su muerte estuvo cerca de la de José Emilio Pacheco, poeta excepcional (su viuda Cristina Pacheco, falleció esta semana).

En fin, Raúl se hizo cargo del evento que bajo su dirección incrementó el número de participantes de Sonora y demás entidades del país y, para decirlo de una vez, del mundo. Terminó cuando un grupito de fanáticas de la virtud le inventaron calumnias y trataron de matar el evento. Nuestro Savín pidió al Ministerio Público que lo investigara y el MP no encontró nada porque nada había en su contra.

Horas de Junio dictó cátedra de libertad. El escritor que pasaba por la mesa de lectura no estaba obligado a dejar copia de su trabajo ni a contestar preguntas u observaciones del público. Para eso armaban debates en los intermedios o a la hora de tomarse una copa. Se les criticaba porque a veces bebían en exceso.

Raúl fue nombrado jefe de Publicaciones de la Universidad y no sabía gran cosa del oficio (no es chisme, lo sé porque yo entré a echarle una mano y sufrí corrigiendo textos de Ismael Mercado y de Cutberto López, primerizos en el arte de escribir), pero aprendió pronto y la Universidad no tardó en presumir de su producción editorial. También dirigió el periódico Unísono, el único que he conocido en Sonora de veras independiente. Se criticaba sin rodeos a funcionarios y profesores de la Universidad, aunque de ésta salían los sueldos y el mantenimiento del periódico..

Como todos los políticos, Manlio Fabio Beltrones pretendió amordazar el pensamiento, y ordenó que borraran los modestos murales pintados en la Uni por el lado de la Rosales y que se eliminara el Unísono. El rector Valencia Arvizu acató sus instrucciones. El Savín cuenta parte de este episodio en su renuncia. Y yo me quedo con mucho más que contar de Raúl Acevedo Savín, escritor, poeta y bohemio, pero será en otra ocasión.

 
 

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