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Los estadiois en México se han convertido en grandes cantinas donde cada día aumentan los casos de violencia tanto en su interior como en los alrededores. Pero, la violencia no termina ahí llega hasta a los hogares cuando los “hinchas” regresan alcoholizados a sus casas. ¿Estará pasando en México lo que ocurre en Inglaterra en que, en las noches de partido, las parejas de los “hinchas” huyen de sus casas con sus hijos e hijas, se van adormir a casa de sus padre o parientes para evitar ser agredidas o lidiar con la borrachera de sus parejas cuando regresan ebrios a sus hogares? Tomemos la última tragedia por el consumo de alcohol en los Estadios. Me remito al comentario del buen amigo Francisco Valdés Perezgasga, académico e investigador de La Laguna, defensor del medio ambiente, de la movilidad sustentable y un gran luchador cívico en esa región. Partamos de los hechos que ocurrieron en el Estadio “Territorio Santos Modelo”. ¿Hace falta un nombre más claro que éste para dejar ver la calidad de Estadio Cantina? El nombre del Estadio se construye con el nombre del equipo y de una cervecera y se establece como “territorio”. Se trata del territorio del equipo y la cerveza, la conjugación soñada de las cerveceras: deporte-alcohol. El ingreso al Estadio bajo un inmenso logo de la Cerveza “Corona” pareciera el ingreso a un santuario de la cervecera. Pero vamos a las reflexiones de nuestro amigo lagunero Francisco Váldes Perezgasga tras el evento: “El terrible incidente ocurrido tras el partido entre Santos y Monterrey revela la gravedad de la violencia desencadenada por rivalidades deportivas. Más allá de condenar este acto, es imperativo abordar una de las raíces del problema: el automóvil usado como arma. Además, la falta de reglamentación estricta y efectiva en la salida de eventos deportivos permite situaciones como la del conductor o conductora presuntamente alcoholizad@. Es un hecho que la ausencia de exámenes de alcoholímetro y el descontrol en la venta de alcohol dentro de los estadios contribuyen a este peligroso escenario. Hay empresarios (deportivos y de la industria cervecera) que incrementan su riqueza sin valores éticos y morales, sin responsabilidad social…Esta tragedia pone de manifiesto la necesidad urgente de medidas que garanticen la seguridad vial y ciudadana. Algunos comentaristas deportivos se hacen la pregunta de ¿cuántos muertos se necesitan para modificar el control de la venta de alcohol dentro de un espectáculo deportivo?” Se trató de una conductora alcoholizada que atropelló a más de 10 personas, matando a una mujer e hiriendo al resto. Los reportes indican que, en el vehículo, una camioneta tipo pick up, había varias latas de cerveza, de la misma marca que da nombre y logo a ese Estadio y a su equipo. Al igual que en la violencia que se desató en marzo de 2022 en el Estadio de Querétaro, cuando ese equipo se enfrentó al Atlas, la violencia se disparó con el consumo de alcohol en las barras del equipo perdedor. En Querétaro fueron 26 heridos quienes requirieron atención, los queretanos se lanzaron contra la porra del Atlás al ir perdiendo, como la mujer que apoyaba al Santos Laguna y se lanzó contra seguidores de los rayados del Monterrey al haber perdido los locales. Y como en todas las porras se toma, al calor del alcohol explota el machismo y la violencia. La prohibición de la venta de alcohol en los Estadios de Futbol tiene larga historia. Entre los capítulos de esa historia está la prohibición en España desde 1990, en Francia en la Liga 1 y la parcial en Inglaterra, donde se permite fuera de las gradas. En Brasil se prohibió la venta de cerveza en 2003, pero ese país cedió ante las presiones de la FIFA para permitirse su venta durante la Copa Mundial de 2014. as grandes cerveceras con su poder económico se han opuesto a estas regulaciones en diversos países, como a todo tipo de regulación que afecte sus ventas. A raíz del caso ocurrido en Querétaro, en el Senado comenzó a discutirse prohibir la venta de cerveza en los Estadios en México. Testimonios de las legisladoras que comenzaron a tratar el tema se sorprendieron frente al enorme poder de cabildeo y presión que tienen en México estas empresas. Pero como si no hubiera pasado nada, hace unos días, el Senado de la República se unió a Heineken, que es propietaria de 21 marcas de cerveza en nuestro país, en una campaña de maquillaje. Mientras esta empresa es conocida en el mundo por su oposición a regulaciones recomendadas por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud, y busca imponer su narrativa de que todo el problema del consumo de alcohol depende de las elecciones individuales sin importar que inunde con la presencia de bebidas alcohólicas eventos deportivos, conciertos, que se venda en todos lados y a todas horas. En este contexto, el Senado sale de la mano de la cervecera para apoyar 10 conferencias en universidades en la capital del país, en las que la empresa cervecera promoverá el “consumo responsable de alcohol” a partir de lo que llama la iniciativa “Brindar un Mundo Mejor”. No dirá nada respecto a que sus ganancias dependen, en gran medida, de los altos consumidores de sus productos, no dirá que hay 20 millones de mexicanos con consumo problemático de alcohol, que el consumo de alcohol está presente en un alto porcentaje de los casos de violencia de género, de violencia familiar, de violencia comunitaria y de agresiones sexuales, teniendo un impacto muy grave en salud mental de os mexicanos, nada sobre el hecho de que en México no existe una política nacional sobre consumo de alcohol. Y menos aún dirá que las políticas que regulan los puntos de venta, sus horarios, sus promociones, sus precios, su publicidad, han logrado bajar exitosamente el consumo de alcohol y sus consecuencias en salud y varias expresiones de violencia en otros países. El analfabetismo de los legisladores es enorme en estas materias. Un analfabetismo que les lleva a hacerles el juego a estas corporaciones volviéndose títeres de sus estrategias de normalización. Recordemos la campaña del Consejo de la Comunicación de las empresas que mostraba niños tomando o fumando y tenía la leyenda “No está chido”. La campaña se presentaba como una forma de concientización para que los menores no fumaran ni bebieran. El mensaje implícito, paralelo, es que si está chido que los adultos fumen y beban alcohol. Colaborar en campañas de la industria cervecera que están supuestamente dirigidas a concientizar sobre el consumo responsable de alcohol entre los jóvenes, tiene el mayor contrasentido. Es poner al Zorro a cargo del gallinero, pensando que no es Zorro. Estas campañas están dirigidas a posicionar la marca entre los jóvenes y a maquillar de socialmente responsables a las empresas que se oponen a las políticas de salud pública que afectan sus intereses. Otra cosa es la que deberían estar haciendo en el Senado para regular a la industria del alcohol en México con el objetivo de reducir sus graves consecuencias. Los Estadios como Cantinas y el Senado sirviendo. - SinEmbargo MX
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