Su lucha por las tierras yaquis y el agua, además por los derechos indígenas, llevó a Anabela Carlón a ser defensora ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y ser víctima de la violencia.
La activista cultural es originaria de Loma de Bácum, es hija de Aurelia Flores Antonio Carlón, de las etnias yaqui y mayo, en Sonora.
Sin embargo, su madre falleció cuando apenas era una niña de 9 años; en su adolescencia cuidaba chivas en los llanos en la Nación Yaqui
Becaria de Derechos Humanos de la ONU
La sonorense es abogada en Indigenous People Rights International (IPRI), una organización que trabaja en defender los derechos de los pueblos indígenas.
Además, es activista de la conservación biocultural sonorense y también se le conoce como Jeka Ania, que es mujer de voz chiquita en yaqui.
Por la discriminación que sufrió por ser de una comunidad indigena, estudió la licenciatura de Derecho en la Universidad de Sonora (Unison) de 1994 al 2000, con especialización en temas relacionados con los derechos de las etnias.
Tras competir con 236 personas indígenas del mundo fue seleccionada como becaria de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Ginebra.
En defensa de territorios y cultura
Y después de su estancia Suiza, regresó a Sonora para ofrecer un taller de derechos indígenas en defensa de las y los yaquis.
“Decían que éramos violadores de los derechos humanos, no sólo por los usos y costumbres, sino porque estábamos exigiendo nuestros derechos como pueblo.
Esos derechos humanos que no te enseñan en la universidad, los tienes que aprender por tu propia cuenta, sobre todo cuando además eres víctima de discriminación”, dijo la líder social a El Universal.
Anabela Carlón es parte de La Marabunta Filmadora desde la planeación en 2010 aunque su creación formal fue en 2015, donde crean una red de comunidades indígenas en defensa de los territorios, la cultura, los derechos y la naturaleza al norte del país.
Lucha contra gasoducto
En 2016, Anabela Carlónn estuvo en resistencia frente a la transnacional IEnova que intentaba construir un gasoducto en su territorio sin el consentimiento de la comunidad, en Loma de Bácum
Sin embargo, la construcción continuó a pesar de un amparo que presentó la etnia, para suspender el tramo de Guaymas-El Oro, y que fue aprobado por las autoridades locales.
Como resultado, la comunidad se dividió en opiniones y la activista fue secuestrada junto con su pareja el 13 de diciembre del mismo año, y por la presión fue liberada y la localizaron en un canal.
Violencia y desapariciones para frenar proyectos indígenas
“¡Pues cuando una mujer indígena gana, logra, rompe estereotipos, alcanza éxitos, es para todas! Se abre el camino para muchas cuando avanzan en solidaridad.
No sucede igual fuera de nuestra comunidad y condición indígena”, dijo Anabela para Diversa News.
En 2022, la abogada reveló a Mongabay cuáles son las principales problemáticas o amenazas que han detectado en los territorios indígenas del norte de México.
“Lo que estamos viendo es que hay una combinación de proyectos y mucha violencia.
No sabría decir si es una casualidad o es una acción en conjunto, porque cuando hay un nuevo proyecto grande en puertas inmediatamente empiezan a suceder desapariciones y violencias entre grupos delincuenciales”.
Ahora, Anabela se prepara para el próximo encuentro de mujeres indígenas a celebrarse en marzo en Nuevo México, Estados Unidos.