Adiós, abuelo cuentacuentos
Carlos MONCADA OCHOA
Domingo 10 de Marzo de 2024

El domingo fuimos a El Bateve (como quien va a San Ignacio Río Muerto, y puedes entrar viniendo de Ciudad Obregón, o de Vícam, o de Navojoa) varios miembros de Escritores de Sonora A. C., a despedir las cenizas de uno de nuestros compañeros, Daniel Camacho Higuera, mejor conocido como “El abuelo cuentacuentos”.

Me impresionó el cariño y la ternura con que se expresaron sus familiares, todos con una prenda amarilla en su vestimenta. Nos reunimos bajo el cielo nublado, en medio de campos verdes próximos a la cosecha y canales en plena actividad de riego. En el lugar de honor presidía un retrato del Abuelo y un globo con este mensaje impreso: “Estén alegres siempre. En cenizas aún los quiero”.

Se repartieron ejemplares de su libro “Quétecuento” y copias de algunos poemas. Yo ignoraba que había cultivado la poesía, y fue una grata sorpresa encontrar en sus versos no pocas valiosas reflexiones.

Algunos de sus familiares cantaron la canción favorita del. ausente en cuerpo, presente en espíritu, y lo recordaron en voz alta. Finalmente, arrojaron las cenizas al campo feraz que conoció a Daniel niño y Daniel joven. Un abrazo para mi amiga Maritza, viuda, compañera constante.

 

AHÍ VIENE LO BUENO DE LAS CAMPAÑAS

Con la iniciación de las primeras actividades para seleccionar a los candidatos a las presidencias municipales, seguramente se animarán las campañas. Es curioso que los senadores y diputados federales, figuras tan importantes para garantizar buenos gobiernos, no despierten tanto interés en los electores como los ediles de cada municipio.

Pero es explicable. Al ciudadano le importan, en primer término, los problemas de su comunidad, y en consecuencia, desea que sean atendidos y resueltos por quienes mejor le entiendan a este relajo que llaman política y con antecedentes de buenos y honrados administradores.

Ahí les estaremos informando.

 

¿A QUÉ HORAS PIDIERON LA PAZ?

Según el encabezado de un periódico local, en su día (el 8), las mujeres exigieron paz a las autoridades. ¿A qué hora hicieron esa loable petición?

Ha de haber sido cuando prendieron una hoguera para quemar el edificio del Palacio de Justicia de Hermosillo. O tal vez cuando agarraron a pedradas a los empleados que salieron a apagar el fuego.

carlosomoncada@gmail.com

 
 

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