19 años sin Alfredo Jiménez Mota
Sergio García
Martes 2 de Abril de 2024

NOGALES, Son.- Este 2 de abril se cumplen 19 años de la desaparición de Alfredo Jiménez Mota, un joven reportero que fue arrancado de la vida por manos criminales que callaron su pluma, su voz, su futuro, su vida.

Sus padres, Don José Alfredo, Doña Esperanza y su hermana Leticia ya no volvieron a ser los mismos. Con la desaparición forzada de nuestro amigo, desapareció también la alegría de la familia. Sus primos y sus tíos también lo extrañan.

Este escrito tiene como fin mantener la memoria de Alfredo Jiménez Mota, quien a sus 24 años fue silenciado para siempre y su cuerpo desaparecido en algún lugar de Sonora.

Para los jóvenes periodistas y para los viejos también, tan dados al olvido, y para las generaciones actuales, deben saber que este joven periodista se especializó en el tema del narcotráfico, haciendo reportajes por toda la geografía sonorense.

Igual destapó los nombres de Don Adán Salazar, que de los Güeritos, de allá de Navojoa y de San Bernardo de Álamos. También hizo reportajes en Agua Prieta y Nogales.

Pero debemos decir que su vida periodística fue brevísima. Alfredo vivía en Culiacán, Sinaloa, en donde reporteaba de manera tenaz. A pesar de su corta edad, se codeaba con los mejores periodistas del estado vecino, como Javier Valdez, también ya asesinado, además de Ismael Bojórquez, ambos fundadores de Río Doce.

Alfredo llegó a Sonora en octubre o noviembre, contratado por El Imparcial, y fue secuestrado y asesinado el 2 de abril. Es decir, en 5 meses puso de cabeza al narcotráfico en Sonora y a las autoridades estatales relacionadas.

En lo personal mantenía yo diálogo constante con Alfredo. Por teléfono o Messenger. Era lo común de esos años. Las redes sociales aún no estallaban como ahora.

Ese día me dijo nervioso que tenía que ver a un contacto. Igual me decía que se sentía perseguido… Y a la vez solo.

La soledad de la la lucha por la noticia dura y comprometido. Todos los periodistas la hemos sentido. Pero las consecuencias tan graves, no todos, evidentemente.

Alfredo siguió publicando fuerte y duro, a pesar de la persecución en su contra. Hasta que llegó el día fatal en que no regresó a su casa, en que sus compañeros no lo encontraron.

Yo estaba en Obregón cuando ocurrió su desaparición. El mismo día en que hablamos.

La búsqueda nunca rindió frutos. Nunca se supo a ciencia cierta, pero se habló de los Güeritos como los asesinos, la gente de Don Raúl Enríquez Parra.

De lo que sí estoy convencido es que los que mataron a Alfredo pagaron su crimen, y no por la justicia, sino porque todos se fueron muriendo. Los fueron matando.

Después de la desaparición de Alfredo Sonora se volvió un hervidero de policías y trastocó el trasiego de drogas, ya que el impacto fue muy grande.

A mi manera de ver, el asesinato de Alfredo causó tantos problemas al crimen organizado, que los jefes ordenaron la ejecución de los responsables.

Don Raúl, quien era uno de los todopoderosos del narco en Sonora, apareció ejecutado y torturado junto con otras tres personas, una de ellas de San Carlos, Guaymas. Los nombres ahí están en internet.

La desaparición de Alfredo también dejó un antes y un después para el periodismo. Los medios de comunicación dejaron de hacer investigación, casi de ningún tipo. En lugar de retomar el periodismo de investigación, prácticamente fue abandonado.

Ahora los periodistas de manera individual hacen investigación, pero ya no las grandes empresas de la prensa estatal.

Deseamos, que por la memoria de Alfredo Jiménez Mota, las empresas periodísticas retomen la investigación periodística seria, que la financien, y protejan a sus reporteros. Igual, la desaparición de Alfredo enseñó a medir los riesgos que asumimos al investigar al narco y a la narcopolítica.

Abrazo camarada Alfredo Jiménez Mota, hasta el cielo, y hasta donde descansen tus huesos.

 
 

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