Cuando comencé a escribir esta columna iban 30 asesinados en la lista; tiemblo al pensar cuántos habrá que agregar cuando, en unos minutos, llegue al final. Me refiero a los candidatos a diversos cargos de elección popular asesinados en varios puntos de la República.
¿Ofrecen características comunes los muertos, o al menos una buena porción de ellos? ¿Predominan los miembros de un partido? ¿Algún dato sirve para ubicar a los homicidas en determinada banda o en cierta región? ¿Hay sospechosos detenidos? ¿Se ha estudiado a candidatos que han sido beneficiados con la eliminación de sus adversarios?
Sería espantoso concluir que la ola de asesinatos tiene como finalidad principal esparcir la anarquía, inspirar temor a los candidatos y ahuyentar a los electores de las urnas. El desorden conviene al crimen organizado, lo mismo que el miedo, porque podría ´paralizar los planes de quienes se proponen desarrollar acciones contra el crimen una vez que tengan el poder ganado en los comicios.
La naturaleza de las campañas, abiertas hacia toda clase de personas, implica por sí sola un riesgo para los candidatos, pues están expuestas en cuanto salen a la calle, pero esa misma naturaleza despierta sospechas porque la acción mortal se produce a cualquier hora y en cualquier sitio sin que las autoridades lo impidan.
Voy a pasar a otro tema. ¿Cuántos asesinados se agregaron a los 30?
¡BIENVENIDA, KIKI!
Los diputados suplentes entraron en funciones al ser oficialmente admitidos en las curules desocupadas por los propietarios. Bienvenidos todos ellos, especialmente la diputada plurinominal cajemense Kiki Díaz Brown, quien ya se había mostrado impaciente porque no la convocaban.
Hacía pareja en la anterior legislación y en la actual con Natalia Rivera Grijalva, y sin duda a ella se refirió en su primera declaración al hablar de traiciones que dejaron al PRI sin representación. Como se sabe, Natalia abandonó las filas priistas pero es gracias a que busca la presidencia municipal de Hermosillo que dejó su curul libre para que hoy la ocupe quien la agrede.
Mi consejo (que nadie me pide, soy un metiche) es que no por motivos políticos se pierdan las amistades. Hay que actuar como en las competencias deportivas: con fuerza y decisión, pero sin rencor..
carlosomoncada@gmail.com