¡Dios santo! Hasta yo que no le saco a los gritos del borracho más agresivo, me asusté. Aquel grito desgarrador, como de fiera herida a la que le han arrebatado un hueso, no parecía provenir de una garganta humana. Pero las palabras que lanzó al aire eran inteligibles e inquietantes: LA PATRIA ESTÁ EN PELIGRO.
Estamos tremendamente lejos de la franja de Gaza, pero lo que primero que pensé fue que era una invasión. Quizás los israelíes habían calculado mal el lanzamiento de misiles y drones, y estaban por caer en Hermosillo. Me esforcé por recordar dónde tenía guardada mi cartilla del Servicio Militar Nacional, mi orgullo con el número 1’701,121, clase 1933 (aunque yo soy de 1934 me adelanté a marchar un año para irme a estudiar a México sin pendientes). Con ese documento en la mano me presentaré cuanto antes en el cuartel.
¿Para qué va a servir un hombre de mi avanzada edad? Bueno, eso tendrá que decidirlo la autoridad militar competente. Mi obligación es reportarme dispuesto a defender a mi Patria en el sitio que me asignen.
En eso veo que vienen acercándose cinco o seis jóvenes muertos de risa. Indignado, me les enfrento y les pregunto si ignoran que la Patria está en peligro, y más risa les da. Iba a echármeles encima pero uno de ellos me aclara: “el grito lo dio esa vieja loca que quiere ser presidenta”. Me contengo y logro entender mi error en un minuto. Pero no me uno a las risas de los muchachos.
“¿Y no han pensado, les digo, que la Patria estará en peligro si llegara a triunfar esa mujer y le devolviera el poder al PRI y al PAN?”
Ahora son ellos los que se asustan. Los tranquilizo y les pido que aunque sea una loquita (suavicé lo de “vieja loca”) deben votar como ciudadanos que desean el bien de nuestra Patria,
SIN TACHE PARA HERMOSILLO
Un especialista en encuestas electorales de reconocido prestigio, en respuesta a un par de críticas que he publicado contra el candidato del PRIAN a la alcaldía de Hermosillo, que encontró a un ciudadano que no le encuentra la mínima falla en su cargo a Antonio Astiazarán. El ciudadano se llama Antonio Astiazarán.
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