"Me puedes pedir un Uber, es que tengo ir a votar", pidió don Santos Sánchez, luego que personal del INE le informó que en esa sección, la 0887, no le tocaba a votar porque su credencial tiene un domicilio de Pueblo Yaqui.

Son las 10 de la mañana. El calor ya aprieta y el malhumor es evidente en la fila de ciudadanos que rodean al plantel de la primaria José Gabriel Maciel Lozano, que concentra 11 casillas y cuya votación también inició tarde .

"Yo no voy a votar, ni en el Seguro (Social) haces tanta fila", expresa con enfado una joven que abandona la hilera y se retira mientras acomoda su par de trenzas y algunos le celebran la ocurrencia.

El reportero también se había salido de la fila para tomar unas fotos y por poco pierde su turno porque su acompañante estaba por ingresar a la escuela, cuando se topa con la escena de don Santos y su andadera con descanso.

El anciano de 71 años mira hacia todos los lados de la avenida Posada del Sol sin saber qué hacer, tras ser atendido por un capacitador del INE que le expone el porqué no puede votar en la sección 0887.

Resulta que su credencial tiene un domicilio en la zona urbana de Pueblo Yaqui y no la ha actualizado, aunque desde hace años vive en el fraccionamiento Posada del Sol con su hermana de 80 años, que esta vez no lo pudo acompañar.

Ante su desconcierto, me le acerco, le pido su credencial y le digo que su opción es una casilla especial, ya sea de la Central Camionera o Plaza Sendero, siempre abarrotadas de electores en tránsito o acarreados sin sentido. 

"Ahí voté la vez pasada, en la Central", respondió y me solicita el servicio de traslado. En menos de 5 minutos llegó un vehículo color blanco, cuyo conductor, Luis Fernando, auxilió a su cliente que alcanzó a lanzar un Dios te bendiga. 

Azorado me dirigí a seleccionar personajes de una boleta, cuyo ejemplo de tesón y compromiso en poco o nada se parece a lo que me acababa de enseñar don Santos. ¿Seguiremos condenados a elegir la menos peor de las opciones?