México. La estación violenta
Raúl Héctor Campa García
Lunes 17 de Junio de 2024

“O soleil c’est le tempe de la raison ardente”. Guillaume Apollinaire. Poeta y dramaturgo, naturalizado francés 

(Roma, Italia 1880- París, Francia 1918). Citado en el poemario de Octavio Paz: La estación violenta.

“Oh sol, es el templo de la razón ardiente”. Con esta cita inicia el conocido poemario La Estación Violenta (1958, con 3 reimpresiones hasta 1984), del poeta y escritor mexicano Octavio Paz, a decir por el editor en las solapas de este libro. Paz “no sólo conjuga el gusto por la belleza y los conflictos de nuestra época, que podría ser denominada estación violenta, sino que da testimonio acerca de la dignidad humana. […]”.

Estación, no solo es cada una de las cuatro partes o tiempos en que se divide el año (primavera, verano, otoño e invierno),  lugar donde se realiza una parada durante un viaje o trayecto. Por analogía, lo que ha estado pasando en México, como en otras naciones, tal parece que la violencia en nuestro país se ha estacionado en forma permanente, durante mucho tiempo, en todos los gobiernos. Violencia que en lugar de disminuir tiende aumentar en cada sexenio, a pesar de las estadísticas “maquilladas” de cada gobierno en turno.

Lo cierto es que no se ha controlado. México es desde mucho tiempo a la fecha: La estación violenta, en dónde la delincuencia se ha estacionado y no habido autoridades que la controle.

Octavio Paz en su libro de poemas titulado LA ESTACIÓN VIOLENTA, letras mexicanas, editado por el Fondo de Cultura Económica, tal vez “cómo el Chavo del ocho, sin querer queriendo”, presagió, entre líneas, en algunos de estos poemas, lo que ha estado padeciendo nuestro país. “Tema predominante – se lee en las solapas- en este libro del escritor mexicano, es el tiempo – tanto personal como el histórico – considerado como la sustancia misma de los actos humanos […] A tal propósito, la palabra se torna en acto, en participación (Himno entre ruinas, Fuente, Mutra), o es la protesta ante el oprobio en la sociedad (El Cántaro roto), a la vez en otros poemas , como Piedra de sol, se convierte en confesión y desahogo, en relato de denuncia. Contra lo absoluto […]. Octavio Paz escribe en busca del rescate de su propio mundo, y sobre las ruinas alza el himno que repudia la resignación”. Fin de una parte de las citas

Citaré fragmentos de algunos de estos poemas: 

HIMNO ENTRE RUINAS: “[...] ¡Estatua rota, columnas comidas por la luz, ruinas vivas en un mundo de muertos en vida! Cae la noche sobre Teotihuacán. En  lo alto de la pirámide los muchachos fuman marihuana,[…]. Huele a sangre la mancha de vino en el mantel. Como el coral sus ramas en el agua extiendo mis sentidos en la hora viva: […] ¿Y todo ha de parar en este chapoteo de aguas muertas?

MÁSCARAS DEL ALBA: “[…]  el enterrado en vida con su pena; la joven muerta que se prostituye y regresa a su tumba al primer gallo; la víctima busca a su asesino; el que perdió su cuerpo, el que su sombra, el que huye de si y el que se busca y se persigue y no se encuentra, todos, vivos muertos al borde del instante se detienen suspensos. Duda el tiempo, el día titubea.

FUENTE: El mediodía alza en vilo al mundo […] las plazas donde si un ejército acampa se siente desamparado y sin defensa,[…] No hay nada atrás, las raíces están quemadas, podridos los cimientos, basta un manotazo para echar abajo esta grandeza, […] perdí el rostro después de haber perdido el cuerpo y el alma. y mi vida desfila ante mis ojos sin que uno solo de mis actos lo reconozca mío: […]

MUTRA: Como una madre demasiada amorosa, una madre terrible que ahoga, como una leona taciturna y solar; como una sola ola del tamaño del mar, […] Este día herido de muerte que se arrastra a lo largo del tiempo sin acabar de morir, y el día que lo sigue y ya escarba impaciente la indecisa tierra del alba,[…]. Y la cabeza cae sobre el pecho y el cuerpo cae sobre el cuerpo sin encontrar su fin, su cuerpo último. […], y la justicia al aire libre de un pueblo que pesa cada acto en la balanza de un alma sensible al peso de la luz, ¡actos, altas piras quemadas por la historia!

¿NO HAY SALIDA?: En duermevela oigo correr entre bultos adormilados y ceñudos un incesante río[…] -nadie se muere de la muerte, todos morimos de la vida-, no es la vida – fruto instantáneo, vertiginosa y lúcida embriaguez, el vacío sabor de la muerte da más vida a la vida-.[…] Todo está lejos, no hay regreso, los muertos no están muertos, los vivos no están vivos, pesan los pensamiento[…]

EL RÍO: La ciudad desvelada circula por mi sangre como una abeja, ese árbol cargado de injurias que alguien sacude a medianoche en la plaza,[…] y aguzo oído, quiere oír lo que dice el hombre, repetir lo que dice la ciudad a la deriva[…] el choque de las armas no arranca un relámpago a la piedra, una chispa a la noche, nadie da tregua, es un combate a muerte entre inmortales, ay, dar marcha atrás, parar el río de sangre, el río de tinta,[…] que las palabras depongan armas y sea el poema una sola palabra entretejida, un resplandor implacable que avanza,[…,]

EL CÁNTARO ROTO: […] Pero a mi lado no había nadie. Sólo el llano: cactus, huizaches, piedras enormes que estallan bajo el sol. No canta el grillo.[…] ¿no hay agua, hay sólo sangre, sólo hay polvo, sólo pisadas de pies desnudos sobre la espina,[…] ¿todos se han muerto, se han ido, cántaros rotos al borde de la fuente cegada? ¿Sólo está vivo el sapo?,¿sólo el sapo es inmortal? 

PIEDRA DE SOL: […]-¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?, ¿cuándo somos de veras lo que somos?, bien mirado no somos, nunca somos a solas sino vértigo y vacío, muecas en el espejo, horror y vómito, nunca la vida es nuestra, es de los otros, la vida no es de nadie , todos somos la vida[…], la vida es otra, siempre allá, más lejos fuera de ti, de mí, siempre horizonte, vida que nos desvive y enajena, que nos inventa un rostro y lo desgasta, hambre de ser, oh muerte, pan de todos,[…]. Octavio Paz (tercera edición1984).

Antigua realidad, es la que se sigue padeciendo actualmente. Asesinatos y desaparecidos en aumento. Madres buscadoras de sus hijos, de padres, esposos, de hermanos; autoridades en una pasmosa, tal parece, complacencia y ante los hechos, una ciudadanía que va perdiendo la capacidad de asombro. Estamos viviendo con una eterna resignación.

 

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