Desde el año pasado, cuando se iniciaron los primeros movimientos encaminados a la conquista de candidaturas, dejé bien asentado en esta columna que me negaría a votar por los senadores, diputados y presidentes municipales que intentaran reelegirse. No lo expresé sólo en una de mis columnas sino en varias.
Dejé muy clara mi oposición a las reelecciones en general porque atentan contra uno de los grandes principios emanados de las luchas populares y clausuran las oportunidades para hombres y mujeres capacitados para gobernar. Además es puro cuento que un legislador o un alcalde necesitan más de tres años para realizar ciertos proyectos y por eso deben seguir cobrando tres años más, pues nada impide que los dejen avanzados hasta donde el tiempo y el presupuesto alcancen y que los concluya el sucesor.
Bueno, pues resulta que una de las primeras tres iniciativas de Ley que la presidenta electa Claudia Sheinbaum envió a la Cámara de Diputados consiste en modificar el texto constitucional para prohibir la reelección en el caso de los cargos mencionados..
No digo que la presidenta electa me copió, no, jamás, debe tratarse de una coincidencia pues una buena idea se le puede ocurrir a dos personas casi al mismo tiempo, aunque en el caso podría sostener que fui el primero en publicarla. Pero si nuestra futura titular del Ejecutivo replica que ella tuvo en mente el proyecto antes de que yo escribiera mis columnas, retiraré de inmediato mis observaciones y con una sonrisa cordial cerraré así este episodio: “lo que tú digas, Claudia”
(A propósito, buena parte de la prensa la llama “virtual presidenta electa”. Es suficiente virtual presidenta o presidenta electa).
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