Las dictaduras en Latinoamérica
Raúl Héctor Campa García
Martes 6 de Agosto de 2024

De Antonio López de Santa Anna a Nicolás Maduro. 

“Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera pensarían con  escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud en el que, gracias al consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre”. Alduos Huxley. Un mundo feliz.1932. 

 

Una dictadura es una forma de gobierno?en la que un solo individuo, o un grupo pequeño de ellos, sostiene el poder ?absoluto?sobre el Estado?de manera indefinida y sin limitaciones constitucionales reales. Implica que el poder político se ejerce de manera autoritaria, vertical, sin espacio para el debate ni el disenso político, y por lo tanto tampoco para el ejercicio de la democracia. Pueden instaurarse de maneras muy distintas, algunas incluso llegando al poder democráticamente, otras a través de revoluciones, guerras civiles o?golpes de Estadohttps://concepto.de/golpe-de-estado/. Pero incluso si su origen es legítimo y democrático, las prácticas autoritarias y?el desbalance de poderes que implica toda dictadura impide su remoción?del poder, y a veces incluso su sola denuncia.  

Fuente: https://concepto.de/dictadura/#ixzz8i6HKg6YB  

En la historia han existido reconocidos dictadores, especialmente en los países socialista o comunistas, que han exportado estas ideologías políticas, pero tambien en los sistemas capitalistas se presentan estas dictaduras, que en la mayoría de las ocasiones, estos sistemas capitalistas convertidos en imperios han dado motivos, de las luchas sociales, para instaurar gobiernos democráticos, pero algunos de estos, al estar en el poder les invade la seducción de seguir gobernando. La Rusia zarista -imperio capitalista- fue derrocada por la Revolución Rusa convirtiéndose en la URSS, hoy solo Rusia con los más grandes dictadores, Jose Stalin, y Vladimir Putin, como ejemplo. Kim Jong-un,  presidente de Corea del Norte, poder heredado de su abuelo. 

En América Latina han existido o existen desde el siglo XVIII a la fecha, países gobernados por dictadores o que han intentado perpetuarse en el poder. Tal parece que es algo inherente en los que acceden al poder, aun democráticamente. Pero ostentar el poder – reitero- seduce a los gobernantes de seguir pegados a el y los que los secundan, sus lacayos tal parece, por decirlo coloquialmente, les es difícil “soltar las ubres que cuelgan de esos gobiernos, que los alimentan”. En México tenemos varios personajes que se han aferrado al poder, incluso uno se le nombra el “seductor de la patria” y se autonombró, “constitucionalmente” (1836), “Su Alteza Serenísima”, su largo nombre, era como fue él, así de gandalla (diría el cholo): Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón (a) el 15 uñas (por lo de la amputación de una de sus pierna -que perdió en la guerra de los pasteles- a la que le rindió honores, dándole cristiana y extravagante sepultura), Santa Anna se reeligió 7 veces completando 11 años con interregnos cortos que gobernaron otros personajes allegados, en su mayoría, a él. 

Don Benito Juárez, que en el periodo que gobernó Ignacio Comonfort, siendo él, presidente de la Suprema Corte de Justicia, este último intentó dar un auto golpe de estado, pero Benito Juarez, con ayuda de Félix Zuloaga, exiliaron a Comonfort. Se dice, según la otra historia, que Juárez planeo el golpe. Al renunciar el presidente Comonfort, Juárez asume la presidencia interina, por un año (1858). Es electo y gobierna de 1859 al 18 de julio de 1872, fecha de su muerte, gobernó más de 13 años. “Y si Juárez no hubiese muerto; todavía gobernaría”: 

Luego vino otro reconocido presidente: don Sebastián Lerdo de Tejada (1872-1876), pero al intentar reelegirse, Porfirio Díaz le armó la Revolución de Tuxtepec, con el lema “Sufragio Efectivo: No reelección”, que años anteriores que, a pesar de colaborar con Benito Juárez, después lo combatió por la misma causa, no le pareció que Juárez intentara perpetuarse en el poder. Pero a don Porfirio se le olvidó ese lema de batalla y tambien, con periodos intermedios les dio oportunidad a otros que gobernaran “nada más poquitos años o meses”, él gobernó 35 años (de esos, algunos cinco años detrás del poder).  

Luego vino el Maximato, con Calles y Obregón, construyeron (Plutarco Elías Calles), lo que Vargas Llosa, bautizó como la dictadura perfecta, por la creación de un Partido Político hegemónico, que ha tenido cuatro transformaciones desde Calles: PNR, PARM, PRI y ahora mimetizado en MoReNa, con algunos agregaditos, para ocultar las apariencias. 

Conocidos son los dictadorzuelos: François Duvalier (papa Doc) de Haiti, que incluso heredó el poder a su hijo Jean Claude. Anastasio Somoza de Nicaragua; Fidel y Raul Castro, que impuso a Miguel Díaz Canel, en Cuba.  Daniel Ortega, en Nicaragua, casi 30 años gobernando. 

Hugo Chávez, que hereda, tras su muerte, el poder al actual presidente de Venezuela,  Nicolás Maduro, que desde entonces se ha sostenido en el poder con aparentes “elecciones democráticas”, que en realidad han sido unas elecciones de Estado (cualquier semejanza con el “viejo PRI y última elecciones en México, es pura coincidencia). Éstas últimas elecciones que se realizaron en Venezuela, fue a todas luces un fraude electoral, claramente y con fundamento el ganador fue el bloque opositor, llevando como candidato a Edmundo González Urrutia y María Corina Machado (alma y coordinadora de la campaña). Nicolás Maduro y sus secuaces entre ellos la Institución a cargo de la organización de la elección, CNA presidida por una gente del propio gobierno represor, que, declaró en forma cínica e insultante hipocresía ganador al gorila (IN)Maduro.  

Esto es solo unos cuantos ejemplos de la seducción del poder, a quienes los sustentan, no solo en los gobiernos, sino tambien en los partidos, que si no son ellos mismos, dejan a sus alfiles (ejemplo: Alito Moreno, Marko Cortés; los perpetuos Dante Delgado del MC, Alberto Anaya del PT, etcétera). Ni cómo hablar bien de ellos. 

La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresías. José Martí. Apóstol de la independencia de Cuba (La Habana 1853- Dos Rios, Cuba 1895). 

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