Los villanos de las películas y las novelas se arrepienten de sus fechorías el último día de sus vidas o cierran su existencia con un gesto positivo, por ejemplo, dejando sus bienes a una institución benéfica. Los villanos de la realidad se encuentran en agonía y no cesan de cometer abusos y atropellos perversos.
Es el caso del priista apodado “Alito” cuyas recientes ilegalidades son haberse reelegido en el cargo de presidente del comité nacional de su partido en un remedo de asamblea y haber despojado a Manlio Fabio Beltrones de su calidad de coordinador de la bancada priista en el Senado.
Las dos ilegalidades están ligadas; por eso el senador Beltrones declaró que aguardará como resuelven la primera los tribunales electorales antes de intentar acciones respecto del atropello político que ha sufrido.
El PRD murió con cierta dignidad, tal vez en recuerdo de los días de gloria, cuando tuvo el honor de ver en sus filas a los candidatos Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, víctimas ambos, en sus respectivas campañas, de fraudes brutales realizados por el PRI.
El tal “Alito” no ha vacilado en reanudar la tradición de fraudes, aunque ahora en perjuicio de su propio partido. Hay quienes lo consideran estúpido, pues aunque la bancada de senadores es pequeña (diez miembros), capitaneada por un político de tanta experiencia y habilidad como Beltrones, podría ser la última esperanza, si bien remota, de prolongarle la vida al partido tricolor.
Opino que antes de aceptar que “Alito” procede como lo hace por ser estúpido, hay que averiguar qué cantidad de dinero recibe el PRI al año por parte del INE por concepto de beneficios para los partidos. Así se explicaría que el espurio no quiera permitir que el PRI muera con dignidad. Trata de embarrarlo más de lo que está.
carlosomoncada@gmail.com