En un operativo conjunto llevado a cabo el pasado 11 de agosto, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Guardia Nacional lograron la detención de tres menores de edad en el desierto de Altar, Sonora.
Los niños, con edades comprendidas entre los 12 y 15 años, fueron asegurados tras una intensa persecución que culminó en el decomiso de un pequeño arsenal y equipo táctico, lo que apunta a su posible vinculación con una célula delictiva en la región, según lo informado por la Silla Rota.
Según fuentes de seguridad, los menores se encontraban vestidos con chalecos tácticos y ropa oscura, típicos de las fuerzas paramilitares que operan en el área, lo que indica un posible entrenamiento previo y un rol activo dentro de la organización delictiva.
El operativo se desarrolló en la vasta zona desértica de Altar, que abarca municipios como Sáric, Tubutama, Altar, Átil y Oquitoa. Esta región, caracterizada por su difícil acceso y extensos territorios, ha sido un refugio estratégico para diversas organizaciones criminales, que aprovechan las condiciones geográficas para esconder sus actividades ilícitas y reclutar a jóvenes vulnerables.
En el municipio de Caborca, aledaño a la zona de la persecución, se ha documentado un aumento preocupante en el reclutamiento de menores por parte del crimen organizado. Estos niños son, en muchos casos, obligados a unirse a las filas criminales, mientras que otros, impulsados por la necesidad económica y la falta de oportunidades, son seducidos por las promesas de poder y dinero fácil.
Una vez dentro, son entrenados para desempeñar diversas funciones, desde el rol de "halcones", quienes fungen como vigilantes y mensajeros de los cárteles hasta llegar a convertirse en sicarios.
Los menores detenidos fueron puestos a disposición de las autoridades tutelares en el estado de Sonora, donde se espera que reciban apoyo psicológico y protección.