Cualquiera que sea la posición de usted, Lector, sobre el proyecto de Ley de reforma del Poder Judicial, inclusive si no ha adoptado una posición, debemos considerarnos afortunados de vivir en esta época.
Los choques de opinión a través de los medios, los debates que no llegan todavía a su punto álgido, la conformación numérica de las cámaras de Senadores y de Diputados, las interpretaciones contradictorias de las normas constitucionales, todo conforma un mundo de oportunidades para aprender Derecho.
De manera tangencial, no se aprende, sino se reconfirma lo que sabemos hace tiempo: que los gringos son intervencionistas descarados de la vida política de México. ¿Con qué maldito derecho se atreven a criticar lo que la gran mayoría de los legisladores mexicanos quiere aprobar por la vía de nuestras leyes?
Le sugiero que se mantenga informado a través de los medios. Cada día trae apasionante información. Coméntela con su familia y sus amigos. Sólo absténgase en participar en manifestaciones de loquitos en la vía pública. Eso no es de provecho para nadie aunque sí fuente de molestias para todos
Recuerdo de Bécquer
No traté poco a Bécquer García, escritor y funcionario que falleció hace unos días, pero se me grabó un detalle de su carrera literaria.
El vino a Hermosillo y el mismo sexenio, el de los Bours, de quienes era al parecer, amigo cercano, fue director de la Casa de la Cultura, director de Radio Sonora y productor de un programa de televisión que trasmitió en breve lapso.
Ganó el Concurso del Libro Sonorense con un libro de cuentos, esto cuando ya había regresado a su querida Cajeme, y colaboró con su pluma en la página literaria del Diario del Yaqui, En una de esas colaboraciones informó a sus lectores que con el conocimiento y el acuerdo de su esposa, había resuelto no trabajar más, lo que sí haría su señora. Él se dedicaría solamente a escribir para alcanzar una meta: el Premio Nobel.
Siempre me ha parecido una idea fascinante, pero no he tenido el valor de planteársela a mi mujer.
carlosomoncada@gmail.com