Los héroes de barro. La otra historia
Raúl Héctor Campa García
Martes 8 de Octubre de 2024

“El poder no cambia a las personas, sólo revela quiénes son verdaderamente”. José Mujica. Ex presidente de Uruguay.

Tal vez a muchas personas no les parecerá, a bien, lo que asentaré en esta columna y con riesgo a que me tachen de “hereje” (o “heterodoxo político”) de la historia de México. Pero como leerán, solo hago referencia de una tercia de personajes que saben del pasado, o fueron protagonistas de parte de la historia. Ellos hacen referencia, con sustento, a esa parte narrada por el oficialismo, como bien lo describe el Licenciado en derecho, en literatura y columnista en varios periódicos: Armando Fuentes Aguirre, en sus serie de libros, La otra historia de México (otra percepción sobre los hechos de la independencia y parte de la revolución mexicana), que apunta: “no es de extrañar que en nuestro país el Estado y el gobierno hayan sido también durante muchos años dueños de la historia”. “La historia de México no pertenece a los mexicanos. La historia que sabemos, la que la escuela nos enseñó, era historia oficial y burocrática […] por lo tanto de la misma falsedad y de la misma mentirosa actitud que informa -que deforma. Suele decirse que la historia la hacen los vencedores. En México la deshicieron […] porque fueron escritas por historiadores que practicaban la historia por dos razones solas: el día 15 y el día último”. (1) (No entendí dijo Catón).

(Fuente 1: Fuentes- Aguirre Armando: Prólogo de la otra historia: Hidalgo e Iturbide. La gloria y el olvido. 1era. Ed. 2008. Mex. D.F.)

Luis González de Alba, psicólogo, fue uno de los dirigentes del movimiento estudiantil de 1968. Entre otros libros es autor de: los días y los años, donde narra, en forma novelada, los acontecimiento del movimiento estudiantil, que conoció a fondo. Siendo él, por cierto, quien le pasó la mayor información a la reconocida escritora Elena Poniatowska, para su libro: La noche de Tlatelolco. La escritora, nunca le dio el crédito a Luís González, por la importante información, que el escritor tenía de primera mano: el mismo. González de Alba (n. 6 de marzo1944- m. 2 de octubre 2016), publicó el libro: La Mentiras de mis maestros. Libro ilustrado con dibujos de los moneros Jis y Falcón. En el capítulo 1: de A de Azteca hasta la Z de Zapata, en la página 11 (La visión de los vencidos) escribe: “La historia oficial de México es una larga serie de derrotas gloriosas y un pesado directorio de héroes derrotados. Comenzando con Cuauhtémoc y su profético nombre, águila que cae, hasta Zapata, veneramos la caída, el fracaso y lo consagramos como símbolo de pureza. Cuauhtémoc, último emperador de un imperio detestado por todos sus vecinos y vasallos, es nuestro más puro héroe, no por sus hazañas ni sus construcciones ni sus conquistas, pues no tuvo tiempo para ellas, sino porque es el gran derrotado. Hidalgo es el padre de la patria por decreto, no por sus logros, pues su fallida rebelión fue aplastada en poco tiempo, como otras durante la Colonia; Morelos encabezó otro levantamiento de poca extensión en un territorio inmenso y su derrota fue absoluta. […]. 

Continúa: […] Los pérfidos triunfadores. Los malditos triunfadores están en lo más profundo de nuestro infierno oficial. El malvado mayor, satanás… es el triunfador absoluto, el hombre que hizo posible el México actual, país que sólo era viable sobre las ruinas de las naciones anteriores, ninguna de las cuales era México: Sí, Hernán Cortés, sin cuyo triunfo (Notas entre paréntesis de quien esto transcribe: ¿con 300 hombres, viejos arcabuces y famélicos caballos?), no existiría (apunta González) el lector de esta publicación, ni su autor, ni la publicación, ni la ciudad, ni el país. Es el padre del país, porque sin su triunfo (con ayuda de miles de pobladores de otras naciones de lo que ahora es México), no existiría la población actual […] ¿no nos llamaríamos Carlos, miguel Antonio, María, Carmen? (Agrego: ni Andrés, Claudia, Porfirio, Pancho, Vicente, Felipe, Enrique, o con apellidos, Madero, Cárdenas, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, López, Sheinbaum Pardo, etc.).  […] un cursi criollo nos hizo independiente de España: Agustín de Iturbide … por criollo, o sea hijo de otra madre que no es la nuestra y por su cursi y breve imperio. […]2 (Fuente 2: González- de Alba, Luís. Las mentiras de mis maestros. 1era Ed. Cal y arena. Mex. D.F. 2002)

El 5 de octubre de 1910, Francisco I Madero, firma el Plan de San Luís Potosí, desde su cautiverio, donde convoca a la Revolución Mexicana a través, entre otros partidos, del Partido Nacional Antirreeleccionista, con la proclama de Sufragio Efectivo y No Reelección, como únicos capaces de salvar a la República del inminente peligro que amenazaba la prolongación de una dictadura cada día más onerosa, más despótica e inmoral. Siendo candidatos para tal fin, para la presidencia el mismo Francisco I. Madero y como vicepresidente el Dr. Francisco Vázquez Gómez, este último un reconocido médico perteneciente a la Academia Nacional de Medicina, Maestro de la Escuela Nacional de Medicina, médico personal de don Porfirio, pero convencido que la dictadura tenía que acabar y por eso se unió a los Antirreeleccionistas; el mismo le decía a don Porfirio, que ya debía de retirarse y dejar el poder.

El Plan de S.L.P. en sus 11 puntos, más 4 transitorios, destacan entre ellos: en declarar nulas las elecciones para presidente y vicepresidente de la República, magistrados a la Suprema Corte de la Nación y diputados y senadores, celebradas en junio y julio de ese año. Desconocen el gobierno de Porfirio Díaz por su terquedad de seguir en el poder y tratar de imponer a sucesor Ramon Corral. 

Madero y su familia, llevaban buena relación con el secretario de Hacienda del gobierno de Porfirio Díaz, el Lic. José I. Limantour, se decía el hombre atrás del poder, en los últimos años del porfiriáto. Incluso, los Madero, querían a esté último como vicepresidente para que siguiera en el poder, en lugar de Ramón Corral; para, supuestamente, una transición pacífica. 

Una vez ganada la batalla por los revolucionarios, Madero y familia (en especial su hermano Gustavo), dejaron a un lado al Partido Antirreeleccionista (incluso denostando a los revolucionarios) y se integraron al Partido Nacional Democrático, donde la finalidad era que se fueran a elecciones, con Madero a la presidencia y sustituyeron al Dr. Vázquez, por José María Pino Suárez. Aunque los antirreeleccionistas lanzaron para candidato a la vicepresidencia al doctor Vázquez Gómez. En ese tiempo en la fecha don Porfirio abandona el país, rumbo a París; Madero influye (se dice, en acuerdo con Díaz) para poner como presidente interino, mientras se realizan las elecciones, al Lic. Francisco L. de la Barra. Éste, gobierna con casi puros porfiristas, a satisfacción de la familia Madero y solo dejan al Lic. Emilio Vázquez Gómez (un activista e ideólogo antirreeleccionista), como secretario de Gobernación, pero pronto el gobierno provisional lo destituyó a complacencia de Madero y, al Dr., su hermano, “para calmarlo” lo hicieron ministro de Educación Pública, pero nunca segó en recomendarle a Madero, que era prioritario deshacerse de los porfiristas, pero ni estando en el gobierno le hizo caso. Madero una vez en el gobierno, les dio cartera a muchos porfiristas del grupo de los científicos y algunos conservadores; entre ellos al chacal “mafufo” Victoriano Huerta.

El 11 de diciembre de 1911, con el Plan de Ayutla, encabezado por Emiliano Zapata, en 15 puntos se ponen en contra de Francisco I Madero, por no cumplir con los puntos del Plan de San Luís, y por traicionar los principios de la revolución, burlándose de la voluntad del pueblo e incrustar en su gobierno a muchos porfiristas, lo acusaron de incapaz de gobernar y no tener respeto a la ley y a la justicia de los pueblos. La mayoría de los revolucionarios lo acusaron de traidor a la patria […] (3) (Fuente 3: Vázquez-Gómez, Francisco. Memorias Políticas (1909-1913). Editado por Imprenta Mundial. México 1933). El Dr. Francisco Vázquez Gómez (1860-1933), autor de estas memorias políticas, candidato en dos ocasiones a la vicepresidencia, fue ministro de Relaciones exteriores, fue un excelente diplomático; en 1905 fue presidente de la Academia Nacional de Medicina. Estuvo un tiempo exiliado por ideas radicales, regresó a México donde se dedicó a ejercer su profesión con mucho éxito. Siempre se sinceró con Madero, con su amistad, pero no le hizo caso “por buenazo”, don Pancho Madero fue muy blandengue, y “por confiado le pasó lo que pasó”.

Quizás muchos tendrán otros datos de la historia, pero cualquier semejanza con ÉPOCAS actuales, será pura coincidencia. Este último libro de 599 páginas es difícil de conseguir, fue un obsequio que me hicieron hace años, al saber, que mi abuelo, fue uno de tantos revolucionarios desconocidos por la historia, que la escriben los vencedores o, “los gandallas del poder”.

 

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