Hace unos días se publicó en Facebook el currículo del doctor Cuauhtémoc González Valdez, secretario general del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora y la noticia de que aspira a la Rectoría de la Casa de Estudios. Esta noticia no se sostuvo varios días, lo que indica la intención política de asestar un golpe sin dar pie a que se acuse al líder de hacer campaña sin que haya todavía convocatoria de por medio.
Sin embargo, el líder del STAUS está autorizado para hacer campaña este mes, pues al margen de su cargo sindical es uno de los tres aspirantes a la coordinación del grupo Unidad Alternativa Universitaria. La finalidad de la UAU será defender la democracia, la gratuidad de la enseñanza y, en general, atender los conflictos universitarios. ¿No son los mismos que está obligado a defender el STAUS?
Ignoro si el líder podría mantenerse como secretario general del Sindicato y, al mismo tiempo, como coordinador de la UAU, en caso de ganar (lo que se sabrá a fines de este mes). Pero en cualquier caso conservará una plataforma para lanzarse a la rectoría.
Cuando se dio a conocer el proyecto que ahora es la nueva Ley Orgánica de la Universidad, opiné que al eliminar a la Junta Universitaria y revivir al Consejo Universitario (con otro nombre) se corría el riesgo de retroceder a los viejos tiempos de paros y huelgas, manifestaciones y demandas salariales exageradas.
Pero aquella sospecha se queda corta ante la posibilidad de que el STAUS tome el poder rectoral. Esto, como decía Luis Spota, son “palabras mayores”.
¡LÁRGATE, “ALITO”!
Otra carta golpeó en pleno rostro a “Alito”, el secuestrador del PRI nacional. Al hacer público su posicionamiento, “el PRI al estilo Sonora” dejó más claro que el agua que su Comité Directivo estatal fue elegido con apego a las normas democráticas del partido y por tanto no está obligado a actuar más que de acuerdo con la voluntad mayoritaria de sus miembros. Rechaza, en consecuencia, la imposición de un delegado nacional y rechaza otros caprichos que no se mencionan pero se sobreentienden.
En caso de que allá, en México, no entiendan el mensaje de los sonorenses, con gusto lo traduzco en su máxima claridad: ¡Lárgate, Alito!
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