La noche del sábado fue asesinado a balazos el maestro y empresario Alejandro N. M. en el crucero de las calles Michoacán y 200.
El crimen fue ejecutado con armas de alto poder que impactaron varias veces en el hoy occiso. Los responsables, como es común, "huyeron sin ser detenidos".
Este caso que se suma a la numerosa lista de homicidios dolosos registrados en Cajeme a partir de la última semana del pasado mes de septiembre, no puede pasar como un "crimen más" justificado por el discurso oficial con el argumento de víctima propiciatoria.
Alejandro N. era un ciudadano tranquilo y pacífico, de acuerdo con la versión que dieron no sólo familiares sino también personas que lo conocían.
El fue maestro universitario, impartió clases en el ITSON, el ITVY y la UTS. Formó para del grupo de música y danza folclórica México Mestizo.
Actualmente era socio de un empresa dedicada a diseño de software y era padre de una familia común, pacífica y honesta.
Todo indica, según sus allegados, que fue víctima de una confusión por parte de los agresores. Es decir, un caso al que todos los cajemenses están expuestos, convertirse en "víctimas colaterales".
Esta versión seguirá vigente mientras las autoridades no den una explicación satisfactoria de los móviles del crimen, uno más en Cajeme.