Ayer me ocupé de los libros y autores ganadores en Dramaturgia y en Cuento. Hoy opinaré sobre los premiados en Crónica y en Poesía. El primero es el escritor caborquense Luis Álvarez Beltrán autor de “Vidas cruzadas”, que de entrada pensé que seguiría el modelo de las “Vidas paralelas” de Plutarco, pero no.

Comienza con temas políticos bastante desgastados por lo mucho que se ha escrito al respecto: el asesinato de Lomas Taurinas y las diversas complicaciones, que dedica a “las memorias de: Lic. Luis Donaldo Colosio Murrieta y su esposa Diana Laura Riojas” (habría sido suficiente el singular en lugar de “las memorias”). Luego hay notas conmovedoras en los recuerdos en torno al padre y la abuela del autor.

Mi interés personal se centró en las crónicas dedicadas al poeta Abigael Bohórquez y al pintor Sergio Rascón porque a los dos los conocí. En la primera hallo información valiosa sobre los parientes del poeta y es una pena que no haya obtenido testimonios sobre Sofía, la madre de Abigael, más que una foto que vio una vez y que le basta para afirmar que “era una joven bella, sencilla, un poquito morena y provinciana”. En compensación, plantea otra incógnita: ¿quién fue el padre?

Por los hilos del chismorreo me llegó la versión de que fue un cura que oficiaba en Caborca, y se fortalece tal versión ahora pues el autor consigue que un pariente bien informado se lo diga. No aparece confirmación expresa en esta crónica pero es elocuente lo que se dice al final: “Yo tragaba saliva y en lo posible, no me quería enterar. Era doloroso, penoso, impropio de mi parte estar ahí. Entonces quedé mudo, helado, vacío, porque hay cosas que es mejor no saber, que es mejor no contar”

POESÍA SIN VERSOS

La joven poeta Melissa Rivas Hernández fue premiada por su libro “Arqueología del paraíso” que me resulta imposible calificar. Mi oído se educó en la métrica y la rima de la retórica tradicional y no me satisface cómo los poetas jóvenes hacen caso omiso de aquellas normas y se lanzan a generar líneas a como caigan.Es innegable que hay sensibilidad, ternura, lindos pensamientos en lo que escribe Melissa, en su “prosa poética” que enalteció en un libro también premiado su compañero de vida, el poeta Manuel Parra, pero… pero no.

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