Al Bat: Cómo llegó Héctor Espino a Sonora
Jesús Alberto Rubio / beisrubio@gmail.com
Lunes 25 de Mayo de 2009

Acuso correo de Héctor Espino Jr.“Jesús, buenos días: Primero Dios va a salir todo bien. En nombre mío y de la familia Espino Vázquez, te damos las gracias por tener presente y hacer este tipo de reconocimientos a mi padre (QEPD)). Estamos a tus órdenes. Buen día. Un abrazo y saludos a toda la afición de Hermosillo”.


Manuel Renovato:

“Ya la platicamos con el "jefe" Pepe Maiz y el homenaje será ese día 6 de junio a las 10 de la mañana en la estatua que se tiene de Espino el el Estadio Monterrey.Tenemos el aval de Pepe Maiz y ya lo platique con Edgardo Arrambide Paz, director de Relaciones Publicas del Club y estará al pendiente de la iniciativa.   Me dice el Ing. Maiz García que ese día se piensa cobrar $ 21.00 pesos en todas las localidades como un reconocimiento más a la figura de Héctor.


Cara de niño

Empecemos con los detalles en torno al “Niño Espino”, apodo que recibió cuando jugaba en el béisbol amateur de Chihuahua por su fuerte físico y brazos musculosos, pero con carita… de niño ingenuo.

Espino nació en la calle Justiniani y 34, cuarto de ocho hijos de un transportista de materiales de construcción y quien creció en un ambiente propicio para jugar béisbol al lado de sus hermanos en los campos llaneros de la colonia Dale donde hoy se encuentra una plaza pública.

Luis Espino, su hermano, me dijo reciente que en esa plaza hubo un busto en su honor pero que fue retirado cuando los vagos de la colonia lo pintarrajearon con grafitti. “Quedaron las autoridades de reponerlo, pero todavía es una buena promesa”.

En los inicios de los años 50`s, los jóvenes del lugar jugaban en campos llaneros ubicados donde hoy está la plaza Dale y en donde confluyen las calles Melchor Guaspe y la Vialidad Ch-P. 

Héctor, de niño, era “correbolas” en los equipos donde veían acción sus hermanos, entre ellos Abel, el mayor de todos, quien veía que conforme crecía y practicaba, mostraba grandes cualidades para batear.

Así, llegó a la tercera y luego a segunda y primera fuerza, donde mostraba su poder al bat, pegando frecuentemente ¡dos cuadrangulares por juego!

Era ya la admiración de la afición del barrio y con más razón cuando una vez pegó tres jonrones y en otra, ¡cuatro en un juego!, curiosamente los que nunca logró en un partido en su trayectoria profesional.

Así, llegó 1959 cuando el manager Memo Garibay impresionado por su poder en el béisbol amateur lo firmó para que jugara con los Dorados de Chihuahua en lo que fue la Liga Nacional donde participaban Cd. Juárez, Durango y Aguascalientes.

Y fue precisamente contra los “Chileros” de Aguascalientes contra quienes debutó y en su primer turno ¡pegó cuadrangular!

Cuando Garibay fue llamado de nuevo por los Tigres del México para tomar la dirección, pretendió llevarse a Espino, pero al directiva no aceptó su propuesta.

Iba a repetirse esa historia cuando ya demostrando su enorme clase con Naranjeros, el 10 de noviembre de 1961 iba a pasarles la ficha técnica de Espino a los Tigres ¡y de nuevo no lo aceptaron alegando que tenían material de sobra en una escuela de béisbol que tenían.

Esa temporada del 59 los Dorados se retiraron del circuito, pero antes cuando Aguascalientes visitó a Chihuahua el timón Domingo Santana se dio cuenta del talento y poder de Espino cuando les conectó un salvaje jonrón, por lo cual lo invitó para que jugara con Acámbaro, un circuito semiprofesional en la Liga del Bajío.

Santana era conocido como “El Cerebro Mágico”, mote que años más tarde iba a tener Benjamín “Cananea” Reyes.

Para 1960, Santana se fue a dirigir a los Tuneros de SLP, sucursal de los Sultanes de Monterrey y por supuesto que se llevó al joven Espino al equipo.

Ahí, en 68 juegos, demostró ser un diamante en bruto: promedió .368, con 20 jonrones, igual número de dobles y tres triples.

Domingo Santana lo llevó ante Anuar Canavati, el magnate de Monterrey, quien en efecto, se interesó en sus servicios, pero sólo quería pagarle 1,500 pesos al mes, lo cual rechazó el de Chihuahua porque con los Tuneros ganaba 2,500.

Al rechazar la oferta, el “buen” Canavati lo castigó y no lo dejó continuar jugando con San Luis Potosí.

 

Nuevo reto: La Invernal de Sonora

Al concluir la temporada de verano, Héctor Espino regresó a Chihuahua y ahí comenzó a escribirse un histórico capítulo donde los protagonistas iba a ser Mauro Contreras y Germán Liogon:

El horizonte para el joven y poderoso bateador iba apuntar hacia el béisbol de la Invernal de Sonora.

Al respecto, hay dos versiones sobre cómo llegó a nuestro béisbol del Pacífico:

La primera, y quizá la más recurrente, fue aquella anécdota de que Mauro, “El Maestro” Contreras lo firmó en un restaurant de Chihuahua “firmando en una servilleta”.

Al parecer,  Mauro le dio 20 pesos a Espino para que se reportara a prácticas en Hermosillo. El viaje en transporte costaba 5 pesos desde aquella capital.

La otra tesis es de Germán Liogon:

Cita que lo conoció en la Liga Central y que lo invitó para que jugara con Cd. Obregón; donde su hermano Oscar, entonces principal directivo de los Yaquis, le envió cinco contratos.

Sobre este punto, Marco Antonio “Kilochas” Rodríguez Gómez señala que aceptó el contrato de $750.00 mensuales por la amistad que lo unía con Germán Liogon.

Al respecto, el colega Jaime Alvarez indicó en una de sus columnas que Espino firmó en el bar“El Gato Negro”, de León, Guanajuato.Liogon jugaba para Aguascalientes y Espino con San Luis Potosí

“Llegó en un avión de carga al aeropuerto local y de ahí se fue a Frenos del Yaqui, el taller de nuestra familia en Cd. Obregón. Al siguiente día se fue a entrenamientos, practicó una semana y luego estuvo listo para jugar en la inauguración”, apunta Germán.

Aquí cabe una pregunta: ¿Llegó Espino a Obregón en avión  de carga… o en un autobús?

Su primer line up

En tanto, Marco Antonio Rodríguez relata:

“Según el libro de Alfonso Araujo, y yo lo escuché por la radio XEFX  en Guaymas y la narración de Otilio Dgives Robles:
 
Debutó con los Yaquis de Obregón el  domingo 23 de octubre de 1960 en el desaparecido estadio “Alvaro Obregón”  y esta fue la alineación:
 
Ostioneros: Florencio "Chico" Estrada  (9), Arnoldo "Kiko” Castro (4), Alfredo "Yaqui" Ríos (5), José “Pasitos” Echeverría (3), Héctor "Mara" Sañudo (7), Andres "Aveztruz" Rodríguez (8), Guillermo “Bachichas” Frayde (2), Abundio Hernández (6) y Emilio "Pollo" Ferrer (1). Manager, Manuel Magallón.

Yaquis: Agustín Enríquez (4), Guillermo "Huevito" Alvarez (5), Héctor Espino (9), Roberto "Chamaco" Vea (8), Francisco Luzanilla (7), Gumaro Corral (3), Nazario Moreno (2), Germán Liogon  (6) y Arturo Cacheux (1). Manager, “Huevito” Alvarez.
 
En el primero de la doble jornada conectó en la sexta entrada su primer hit, un doble, a Alejandro “Chicles” Rodelo. En el partido de la tarde, lograría en el quinto episodio su primer jonrón en este besbol invernal ante Cliserio Trujillo.

Más tarde, Hermosillo reclamaría la pertenencia del prometedor novato y seis días después pasaría al equipo capitalino en el primer partido de la serie Yaquis-Naranjeros en el “Fernando M. Ortiz”.

 

Cambió de dogout

Eradio Burruel, testigo fiel de ese momento, recuerda que desde el dogout vio cómo Espino se cambió hacia el de Hermosillo luego de que la directiva del circuito cotejó la fecha de las firmas hechas por Mauro Contreras y Germán Liogon.

El presidente de la Liga, Matías Cázarez, constató que primero lo había firmado Mauro y por lo tanto le concedió la razón a Hermosillo.

“Así, se cambió hacia nuestro dogout y se puso el nuevo uniforme, con el No. 11, el cual luego cambió por su eterno 21 durante 24 temporadas”.

Con Naranjeros debutó el sábado 29 de octubre ante Arturo Cacheux, a quien le pegó par de imparables; luego, el 13 de noviembre, al “Chicles” Rodelo, de Guaymas, le iba a conectar su primer cuadrangular con su nueva franela.

 

Estabilizó al circuito

La presencia de Héctor Espino contribuyó enormemente a estabilizar la Liga Invernal de Sonora, apuntó el “Kilochas” Rodríguez:

La tercer temporada ubicó en un predicamento la continuación del circuito, primero por el retiro de Obregón en la segunda campaña y reemplazado por los Mayos de Navojoa y el abandono en plena temporada de los Naranjeros.

Al iniciar la tercer  temporada (1960-61) con el retorno de  Obregón  a la Liga y a pesar de  perder en casa la primer serie por limpia ante los Ostioneros y Hermosillo solicita (exige) apoyo de jugadores a la liga  o se retiraría.

En esa época gente como Florencio Zaragoza, Oscar Liogon, Rogelio Rodríguez, Esteban Pérez, Abundio Vargas, entre otros, pretendían que el beisbol no desapareciera  en esta región y en reunión extraordinaria de la Liga  accedieron otorgar apoyo a los Naranjeros de Hermosillo.
 
Previo a la  temporada en el verano de 1960 se realizaron reuniones del circuito invernal analizando el futuro de la liga, hasta cierto punto incierto con los resultados obtenidos y prácticamente las franquicias que habían demostrado estabilidad eran  los Ostioneros y Rieleros de Empalme.

Entonces, en junta realizada en Guaymas, los directivos Naranjeros recibieron a Andrés “Avestruz” Rodríguez.

Respecto a los Naranjeros, asistían  a aquellas reuniones un grupo de  personas entusiastas, encabezados por Francisco “El Guámara” Gastélum, Juan “Yaqui” Lima, Jesús “Manopas” Alcántar, entre otros y a la hora de entregar la fianza, que en esa época era de $50,000.00, Empalme, Obregon y Guaymas inmediatamente la exhibieron y los representantes de Hermosillo nada mas se  quedaron mirando como el “chinito”.
 
En plena junta, Florencio  Zaragoza se comunicó con don Enrique Mazón y luego se vio el respaldo de esta persona: Nombró una nueva mesa directiva encabezada por don Matías Cázares, como presidente, Miguel Durazo, secretario, Ignacio Romero, tesorero, y Enrique Romero, de gerente.


Presencia de Espino

Esa tercer temporada se empezó a notar la cimentación de la Liga y  bastante contribuyó la presencia de Héctor Espino, aunado a  Miguel Sotelo, Juan de Dios Villarreal, Jorge Fitch, Ronnie Camacho, Benjamín “Papelero” Valenzuela, Alfredo “Yaqui”  Ríos, Eduardo Escalante, Miguel “Pilo” Gaspar” y  excelentes estrategas como “El Tigre de Regla”, Virgilio Arteaga que era todo un espectáculo y más cuando realizaba una reclamación a un umpire, lo que levantaba en las gradas a la afición; Manuel Magallón… todo esto me fortalece la mente de excelentes recuerdos de mis primeras experiencias en el deporte rey”.

Lo del homenaje a Espino… qué te puedo decir. Hay que estar ahí para trasladarnos a esa época y expresar toda nuestra admiración al mejor bat en la historia del béisbol mexicano”.

 
 

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