Sería una locura que un empresario o una institución se pusiera a preparar un ciclo de óperas si no contara con buenos cantantes. Las escenografías, el local, la orquesta, son elementos necesarios, pero si se cuenta con ellos y no con cantantes, ¿para dónde jalar? Es como si no tuviéramos nada.
Hace tres noches vimos y escuchamos y aplaudimos en el foro del FAOT a cuanto lindas cantantes universitarias y a un tenor, con estupendas voces todos, grata presencia escénica, hermoso vestuario, atinado manejo teatral, bajo la dirección del maestro pianista Héctor Acosta, preparados para reiniciar MAÑANA si los llaman la producción de óperas en la Universidad de Sonora. ¿Qué esperan?
Fue una función de gala inolvidable, con joyas del arte operístico: “Guarda, sorella” de Cosí fan tutte, de Mozart; dos arias de Romeo y Julieta, la gracia de “L’elissir d’amore”, “No puede ser” de La Tabernera del Puerto, el aria que apuesto ha sido la más cantada en la historia del festival, en fin, un programón que los cinco artistas cerraron con hermosas canciones gringas: “Ambraceable”. “be may love” (¿remember Mario Lanza?) “Tonight”- Entusiasta y merecida ovación.
La trasmisión de los conciertos se puede captar en varias plataformas, yo aproveché la que utiliza mi periódico InfoCajeme. Con este sistema el gobierno no se preocupa ya, como se hizo durante muchos años, por canalizar un par de eventos a Navojoa y Ciudad Obregón. Pero ver la función a través de un medio electrónico es poco frente a la posibilidad de tener al artista a unos metros y compartir con el público el momento sublime. Esto no es cosa que comprenda el gobernador; ojalá algún funcionario importante con sensibilidad se interesara en revivir las subsedes del Festival el año venidero.
Ahí seguiré esperando.
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