La afirmación que titula el texto contiene dos hechos relacionados: la probable muerte del TLCAN-TMEC y la certeza de que si esto ocurre no se acabará la vida comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. Por el contrario, podría ser la oportunidad para un replanteamiento de la relación comercial y económica entre estos países, quienes pueden ejercer sus facultades soberanas, regulando al sector financiero, para que este deje de ser una carga parasitaria sobre la relación comercial.
El gobierno de la Doctora Claudia Sheinbaum, debería de capturar el momento y reconocer la oportunidad. Pierde el tiempo cuando lo dedica a hacer apologías del TLCAN-TMEC y lo reivindica como el tratado que ha beneficiado a los tres países. Opera como la abogada de la soga que ha venido ahorcando a la economía nacional y empoderando a una elite financiera cuyas ganancias especulativas han crecido desmesuradamente, mientras la población en general pierde capacidad de consumo, la industria nacional desaparece y el sector agrícola desciende a niveles insospechados, con el consecuente repunte en las importaciones.
Frente al empuje del gobierno de Donal Trump, para adelantar la revisión del TMEC, el gobierno de México debe recoger ese impulso y poner sobre la mesa, no el escrutinio de tales o cuales puntos, sino el axioma de origen en el que se ha sustentado dicho esquema comercial: mantener a México como una economía de traspatio, proveedora de mano de obra barata (maquilas), territorio de ensamblaje en el esquema de relocalización de empresas para atender el consumo de Estados Unidos y apalancar los flujos de ganancia de las elites financieras en los mercados de Wall Street y Londres. Neocolonialismo puro.
Trump es un hombre de negocios, eso mismo lo hace ciego frente a la solución de los problemas económicos. Él mide todo en dinero, bajo su mirada el éxito y el fracaso se tasa en razón de flujos monetarios, no entiende que la dinámica social productiva se debe poner a salvo entre las naciones para hacer viable la coexistencia, con metas comunes y beneficios mutuos. Su idea de volver a hacer grande a Estados Unidos, no abandona la premisa librecambista de que para lograrlo otros se tienen que hacer pequeños.
Con este enfoque rentista pretende recuperar a las empresas que se relocalizaron en busca de mano de obra barata. Por eso amenaza con paquetes arancelarios y adelantar la revisión del TMEC, con la pretensión de reducir las exportaciones de México y que éstas tengan un mayor componente de insumos estadounidenses, forzando a México a importar más y con ello reducir el déficit comercial de los Estados Unidos. Bajo esta visión, la pretendida recuperación de empresas de Norteamérica, estaría soportada en un mayor achicamiento de las capacidades productivas de México.
El esquema de Trump, empeorará los problemas que dice querer resolver, principalmente el de los migrantes. Reducir aún más las capacidades productivas de México es forzar la salida de sus habitantes a la búsqueda de empleos hacia el norte. Y sellar la frontera para impedir su entrada es condenarlos a la miseria y ponérselos en charola de plata a las pandillas del crimen organizado. La nueva llegada de Trump al gobierno de los Estados Unidos, es indiscutiblemente una anomalía; un síntoma inequívoco del desprecio de la población norteamericana por el “establishment liberal”; es el parto de los tiempos, es el fenómeno que acusa la inviabilidad de lo existente, pero que no contiene la alternativa del nuevo orden que las cosas requieren.
No le corresponde al gobierno de México hacer apología del TMEC, la nación más afectada por la imposición de ese esquema come…