Pasar de una apicultura de sólo producir miel o rentar colmenas para polinizar cultivos hortícolas a darle valor agregado con medicinas extraídas del veneno de la abeja, es el reto de esta actividad.
Para Porfirio Galindo Aguiar, presidente de la Organización Nacional de Apicultores, la producción de néctar en la región cayó un 30% este año debido a las condiciones climatológicas.
Regularmente en marzo comienza a hacer más calor, pero este año hubo muchos días con frío aún en el cuarto mes y eso impidió que la producción fuera adecuada, dijo.
En esta región hay entre 8 mil y 10 mil colmenas que en la época de primavera producen alrededor de 50 toneladas de miel, destacó, pero este año bajó en unas 15 mil toneladas.
Es costumbre ya rentar las colmenas en unos 400 pesos por temporada para polinizar cultivos como la calabaza o el pepino, pero deben superarse esas prácticas, afirmó.
El 90% de los apicultores son pobres, sostuvo, por lo cual no pueden accesar a créditos por falta de garantías y por ello se buscan sistemas de financiamiento para operar más allá de la producción de néctar.
Puede dársele valor agregado a la miel si se le extrae el propóleo, un antibiótico muy efectivo, manifestó, o bien se usa el veneno de la abeja para medicamentos contra la artritis.
Esta actividad viene fuerte y es necesario que los apicultores se apresuren a darle valor agregado a su producción primaria, sostuvo, pues de lo contrario no se superarán.
Por ello se habrá de dar capacitación a los productores para que puedan tener oportunidad de mejorar su nivel de vida, citó.
Y al resto de los productores se les pide no talar los árboles porque se rompe el equilibrio ecológico en muchos aspectos, pues tan sólo para las abejas las flores son importantes para la producción de miel.