Olga Lidia Ochoa Barreras sólo recuerda que tomó de las manos a dos niños y los sacó del sofocante interior de la guardería ABC, el 5 de junio en Hermosillo.
Después ya no supo ni cómo la sacaron del edificio y sólo despertó cuando la trasladaron al hospital CIMA y vio cómo llegaban los niños quemados y los acomodaban en colchonetas.
Su reacción fue localizar a su niña, Alejandra Guadalupe Esquer Ochoa, pero como los cuerpecitos estaban muy quemados no alcanzó a reconocerla.
Después entró a quirófano y volvió a entrar en la inconciencia, expuso, hasta que llegó a la Unidad Médica de Alta Especialidad del IMSS en Obregón.
Hoy ya sabe que su pequeña de tres años está evolucionando muy bien, que está conciente y que no se le dañó ningún órgano.
Lo que más desea, en consecuencia, es recuperarse pronto para unirse con ella en Sacramento, California, afirmó.
Ochoa Barreras, asistente educativa, fue dada de alta ayer y se trasladará a Navojoa, donde reside su familia, para regresar el viernes a una consulta que permitirá ver la evolución de sus heridas.
Ella tuvo quemaduras de segundo grado en la cara, pero de tercer grado en el pecho y los dos brazos, por lo cual se le injertó piel y por ello tendrá que acudir permanentemente a la UMAE para ver su evolución.
Se siente y se ve de buen ánimo, contenta porque ya egresa del hospital, aseguró, pero no recuerda mucho de lo que pasó ese día de la tragedia.
Débil recuerdo
Sólo se acuerda de que había mucha lumbre y humo negro que le ahogaba mientras quería salir de la sala maternal C 2 donde trabajaba con los pequeños de cuatro años.
Tan no recuerda cómo pasó todo que un día vino a visitarla la madre de una pequeña a la que, dijo, sacó de la guardería, pero ella no ubica en su mente ese momento.
Nunca sospechó que una tragedia de esas dimensiones ocurriría en la guardería, afirmó, pues de otro modo no hubiera entrado a trabajar ahí hace tres meses.
Madre de tres niños, dos de los cuales los cuida en estos momentos una tía, afirmó que este accidente le cambia por completo la vida.
De hecho, según el doctor Félix Muñoz Guerrero, jefe de la Unidad de Quemados de la UMAE, el tratamiento de Ochoa Barreras será de por vida.
Y es que no sólo se tiene que ver el aspecto físico de las quemaduras, afirmó, sino también lo psicológico porque es un hecho que la impactó mucho, así como a su familia.
Espera que las quemaduras no dejen cicatrices en su rostro, dijo el médico, pero la evolución de esas heridas permitirá saber si ella debe recibir una más de las tres cirugías que ya le han ejecutado hasta el momento.
Por lo pronto, expuso, está dada de alta en buenas condiciones y sólo tendrá que seguir en consulta externa para la evaluación de sus heridas y curaciones diversas.