Los cierres de campaña que tuvieron esta semana los primos Elías fueron un simulacro de la movilización que tanto PRI y PAN llevarán a cabo para obtener la victoria en la jornada electoral del próximo domingo.

El ambiente en que terminaron su proselitismo los candidatos no es nada favorable para los ciudadanos de Sonora, pues de nuevo se cometen los vicios de antaño que pudiera llevar inevitablemente al proceso electoral a tiempos extras.

Además del enfrentamiento de los gobiernos federal y estatal por la guardería ABC, el activismo político del gobernador Eduardo Bours evidenció lo que ya sabíamos: él fue el verdadero jefe de campaña de Alfonso Elías Serrano.

Desesperado por concretar su proyecto transexenal, al estilo Carlos Salinas, y por revertir la caída abrupta de su partido a raíz de la tragedia de la guardería, Eduardo Bours perdió las formas y los últimos 15 días anduvo por todo el estado poniendo en marcha las obras del PSP y presumiendo de sus logros de gobierno.

Y este comportamiento deshonesto del Gobernador de Sonora en apoyo a su candidato, será un pretexto para que la oposición no reconozca un posible triunfo del vaquero de Arizpe, pues con estos actos ya manchó su legitimidad.

Asimismo, por el abierto apoyo de programas sociales a favor de candidato priísta. Ejemplos hay varios, como en Navojoa donde un grupo de perredistas detectaron un camión con cemento que se entregarían en colonias populares.

Mientras que en el centro de Hermosillo, simpatizantes panistas descubrieron que de un camión se descargaban cientos de despensas que sin duda darían a cambio de votos y ni chance de negarlo porque hasta las bolsas eran rojas.

Por eso, los resultados de la elección deberán ser contundentes o de lo contrario serán impugnados por estas y otras irregularidades, ya que el Consejo Estatal Electoral nunca puso orden por estar sometido a la “línea” boursista. Un Consejo Electoral que no vale la pena pagar lo que nos cuesta.

Al final de cuentas, lo que suceda el 5 de julio será una lucha de aparatos de Estado con ciertas ventajas para el PRI por su maquinaria electoral y además porque el contexto de crisis que vive el país le favorece al tricolor.

Sin embargo, han sido tanto los abusos cometidos en este gobierno estatal, que el voto de castigo no sea contra el PRI ni mucho menos contra su candidato Elías Serrano sino más bien contra la figura del actual mandatario estatal.

De presentarse este escenario, ni los múltiples desplegados “solidarios” y ni las marchas “espontáneas” a favor de Eduardo Bours, ni los ardides de casi la totalidad de los medios de comunicación, hoy controlados por el Gobierno estatal, nada salvaría de una derrota al candidato vaquero, cuyo mayor mérito como funcionario fue organizarle las cabalgatas a su mentor político.