En la víspera de la jornada electoral, el ambiente se ha enrarecido en Sonora por lo que poco a poco se ha he hecho visible y contundente: una elección de estado será la marca de este 5 de julio.

Deseperado por revertir la caída de sus candidatos a causa de la tragedia de la guardería, el gobernador Eduardo Bours Castelo rebasó los límites de la prudencia y el decoro para radicalizar su actuación y poner toda la fuerza delestado en contra del enemigo a vencer: el PAN.

Hasta el 5 de junio, las elecciones parecían un simple trámite para hacer cumplir la voluntad del Gobernador quien invirtió tiempo, esfuerzo y mucho dinero para obtener el llamado "carro completo" de diputaciones locales, federales, alcaldía y, la joya de la corona, el gobierno estatal.

Nada parecía contrarrestar la fuerza de una elección de Estado, ni siquiera los candidatos panistas que con su mejor esfuerzo seguían rezagados en las intenciones preelectorales aunque poco a poco escalaban uno o dos puntitos más, pero siempre a una distancia que se veía difícil de superar.

De repente el escenario se modificó radicalmente en unas cuantas horas, las horas de aquel fatídico 5 de junio.

El primero en reaccionar fue el propio gobernador Eduardo Bours quien tuvo algo parecido a una situación de pánico: Empezó a hablar, a hablar, y desde sus primeras declaraciones se avalanzó contra la figura presidencial al mezclar a la esposa del presidente Felipe Calderón en esta tragedia.

A medida que las evidencias se iban acumulando contra el PRI Sonora debido a la inobjetable pertenencia de los socios de la guardería a la élite priísta del Estado, el clima político eletoral se fue enrareciendo y la balanza inclinándose a favor de los panistas.

Bours y su equipo, con el procurador Abel Murrieta en primera línea, aceleraron la ofensiva para desviar la atención hacia las autoridades federales, el IMSS en particular, y así revertir el daño contra la fórmula electoral panista.

Pero las evidencias fueron tan contundentes desde el principio que la estrategia boursista no alcanzó para recomponer la imagen de un priismo prepotente y corrupto simbóiicamente representado por los socios de la guardería ABC.

En esta situación el Gobernador se metió de lleno a la campaña electoral, hizo todo lo que pudo por contrarrestar el ascenso preelectoral de los panistas, sin detenerse siquiera ante acciones tan ruines como ofrecer dinero a los padres de familia a cambio de que desistieran de su derecho a demandar, o a regalar una yegua a uno de los niños quemados en un acto de exhibicionismo malévolo, sin escrúpulos, que fue festiinado con frases sentimentaloides por los medios de comunicación controlados, casi en su totalidad, por el dinero del Gobierno del Estado.

Sin embargo, llegamos a la víspera de las elecciones y las tendencias siguen mostrando un ascenso de los candidatos panistas frente a un descenso de los priístas.

Esta situación y los antecedentes del gobierno Bours nos llevan a una conclusión temible: Si la elección de Estado preparada por Bours en los años recientes no se impone por las buenas, tendremos uno de los fraudes más descomunales que se hayan vivido en Sonora. Y vaya que tenemos antecedentes en este renglón, pero el que se prefigura para este domingo 5 de julio será el peor de todos.

Los síntomas son bastantes claros como para pensar otra cosa: En días recientes arreciaron las calumnias contra candidatos panistas y el Gobernador hizo el útlimo y más grande esfuerzo por inmiscuir a la Federación - PAN en el asunto de la tragedia de la guardería.

Los medios de comunicación han actuado conforme a esta lógica y también han arreciado su embate contra los candidatos panistas.

Además el árbitro de la jornada, el Consejo Estatal Electoral, ha demostrado con creces que su papel es la de un servidor más del PRI.

En este escenario y a unas horas de las elecciones, las campañas de difamación orquestadas por el PRI subieron de intensidad ya sea con llamadas de teléfono masivas, volanteo difamatorio y todo lo que sea necesario para revertir las tendencias preelectorales.

Pero sobre todo, debe tomarse en cuenta una advertencia lanzada al aire en los cierres de campaña priístas: El partido del Estado ha organizado grupos de jóvenes que rondarán las casillas electorales como "defensores de la democracia", así los llamaron los priístas, pero que en realidad harán un trabajo de intimidación sobre los electores, tratarán de influir en la casilla y a la hora del conteo en el cierre.

Todo está puesto para un fraude colosal. El PRI Sonora sigue un claro ejemplo:

Se ha preparado para esta elección con las mismas estrategias y métodos que utilizó el PAN en la elección presidencial del 2006.