<i>Por Clara Scherer </i>
En la pasada contienda electoral, poco se habló de las causas de las mujeres.
Pero su presencia ha sido contundente. A pesar de que este 5 de julio sólo tres mujeres compitieron por una gubernatura; que mil 397 fueron candidatas a diputadas y sólo a 204 se les postuló con el fin de contender por una presidencia municipal, de un total de 565 ayuntamientos.
Felicidades a Beatriz Paredes, pues supo llevar al triunfo a su agrupación, a pesar de la fuerte campaña en contra que le hizo el PAN y del intento de sublevación de sus correligionarios priistas.
Hay que reconocer el mérito de la experiencia, del saberse mover en un mundo de hombres, de dar la cara y mantenerse firme; de las capacidades para negociar, conciliar, sumar, en fin, dirigir bien a un partido político.
Josefina Vázquez Mota recorrió todo el país, incansable y, cual Penélope, tejía cada día, y con asiduidad, lo que destejía la cúpula de su partido cada noche.
En el DF, Mariana Gómez del Campo, sin mayor respaldo, apoyaba candidatas y candidatos, buscaba ganar delegaciones amarillas y consiguió una, Cuajimalpa, y casi gana en Coyoacán. Gabriela Cuevas supo utilizar la experiencia frente a la fama y ganó la diputación.
Me parece que el PRI y el PAN son partidos que, poco a poco, han ido cediendo espacios para incluir a las mujeres, pero lo siguen haciendo sin considerar la diferencia. Continúan exigiendo que se “masculinicen” para poder transitar hacia puestos de poder y no apoyan demandas que favorecen la vida de las mujeres.
Sonora es un triste y amargo ejemplo de la falta de esta conciencia. Las madres trabajadoras, en su mayoría, no cuentan con los mínimos que marca la ley para su desarrollo. Y, ahora, quedó al desnudo que los derechos laborales, de las pocas que los tienen, son vistos como un negocio seguro para quienes pueden gestionar subrogaciones, donde la vida de niñas y niños es sólo un número que reporta ganancias.
El PRD trae tal desbarajuste que las mujeres participantes son poco afectas a las causas femeninas. Clara Brugada, a pesar del espectáculo de Juanito, demostró trabajo entre la población, y Amalia García mostró oficio para manejar el poder. Lo mismo que Ivonne Ortega, del PRI.
El único estado de la República donde el número de mujeres candidatas de mayoría relativa de todos los partidos rebasó al de los hombres fue Chihuahua, en el cual prevalece una fuerte violencia contra las mujeres pero, también, donde los grupos feministas han luchado y avanzan, de manera importante, en el tema de la paridad en los puestos de representación popular.
Según Roy Campos, de la empresa Mitofsky, la mayoría de votos donde dominó el PRI provinieron de las mujeres. Y ello nos tendría que convocar a la reflexión.
Beatriz Paredes dijo:
“Este siglo XXI será una era marcada por la presencia protagónica de las mujeres, estoy segura de que las nuevas generaciones, que los millones de muchachas que están ahora en las universidades, que los millones de jovencitas que está abriéndose cauce, van a transformar a este país. Se trata de que la participación de las mujeres, de que el nuevo rol protagónico de las mujeres encuentre también un nuevo rol protagónico de los varones (…) lo esencial es saber que somos distintos y al mismo tiempo somos iguales” (Panel Los Derechos Políticos de las Mujeres, entre el Reconocimiento Formal y el Ejercicio Real, IFE, 5 de marzo de 2008).
Esperamos que sea congruente con el necesario apoyo a esos nuevos liderazgos.