Espejismos panistas
Julio Ernesto Félix
Miércoles 15 de Julio de 2009

Julio Ernesto Félix

El resentimiento contra el PRI y los priístas ha movido a muchos a festejar como propia la victoria del PAN en Sonora.

Sin ser panistas, éstos que ahora festejan lo hacen con una vehemncia digna de mejores causas. Celebran, colman de elogios a los ganadores, y lo hacen como si de repente hubiera aparecido en el horizonte una nueva clase política que nos va a rescatar de todos los males y vicios acumulados durante varias décadas de hegemonía priísta.

Nada más erróneo que esta apreciación. No tendrá que pasar mucho tiempo para que el nuevo gobierno de Sonora, en todos sus niveles y extensiones, demuestre que hay muy poca diferencia entre las administraciones emandas del PAN y las del PRI, como ya se ha visto en los niveles municipales.

Si acaso algo ha distinguido al PAN en los ayuntamientos que ha gobernado anteriormente, eso sería un poco más de honestidad que sus homólogos priístas, pero no tanto como para hacer una diferencia sustancial.

Otro dato a favor de los panistas es que no se muestran con la arrogancia y prepotencia que exhiben los priístas cuando se saben dueños del poder en cualquier nivel.

Pero las diferencias entre unos y otros apenas son percepctibles, no se ha visto hasta hoy en los ayuntamientos azules algo que permita afirmar tajantemente que son distintos por naturaleza. Al contrario, hay más elementos para sospechar que son los mismos, sólo que con distinta presentación mercadotécnica.

Basta revisar las propuestas de campaña de los candidatos del PAN triunfadores, desde Guillermo Padrés a los alcaldes electos, y pronto se da uno cuenta de que no existe ninguna propuesta novedosa, algo radicalmente diferente a los que ofrecían los priístas perdedores. No hay ni por asomo un plan de gobierno que sugiera la posibilidad de un cambio sustancial para Sonora y sus municipios en los próximos años.

Los candidatos panistas ganadores llegarán al poder como han llegados los del PRI e incluso otros del PAN: Atados de las manos por compromisos políticos y financieros; además deberán gobernar un aparato de estado que se mueve por inercia al ritmo tricolor impuesto desde hace varias décadas.

Pero sobre todo, y esto es lo más pesado, el panismo deberá gobernar a grupos sociales que se forjaron en la cultura política priísta y ahota, pese a haber votado a favor de los azules, exigirán que se les cumpla como cumplían los priístas. Este factor fue una de las causas más importantes para impedir que administraciones municipales del PAN ofrecieran algo diferente a las del PRI. Por el contrario, copiaron fielmente sus torpezas, cinismo y corruptelas. Allí está el caso de Bleiziffer en Huatabampo, por ejemplo.

Claro, también cuenta el hecho de que muchos de sus componentes venían del partido triculor y no conocen otra manera de hacer política más que la que aprendieron en sus orígenes, ¿verdad, Jesús Félix?

Si los gobiernos panistas quierenn en verdad marcar diferencia con sus antecesores priístas deberán empezar, por lo pronto, con desmantelar todo el aparato gerencial (funcionarios) que deja el PRI en la administración estatal y en las municipales. Desde el más alto al más mediocre de esos funcionarios.

Y a partir de allí deberá marcar una nueva forma de relacionarse con los grupos sociales.

Si no lo hace, la decepción vendrá más pronto de lo que esperamos.

 
 

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