Priístas fuera del presupuesto
Julio Ernesto Félix
Sábado 18 de Julio de 2009

Los priístas de Cajeme, de Hermosillo y de muchas otras partes de Sonora viven un drama que nunca antes habían vivido: Están fuera del presupuesto.

Para donde volteen el próximo mes de septiembre sólo verán puertas cerradas. En la administración municipal, en la estatal y en la federal no querrán saber nada de ellos, nadie los llamará para darles aunque sea una chambita de director, subdirector, jede de departamento o coordinador.

Su situación se define con una frase lapidaria de la picaresca política: Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.

Acostumbrados a moverse bajo el manto benigno de los amigos y compañeros de partido que siempre tenían algo que ofrecer, un trabajito aunque fuera modesto pero desde el cual podían ejercer -o soñar que ejercían- el poder, ahora tendrán que despertar a la realidad en la que vive el ciudadano común y corriente que se atiene a su esfuerzo.

El drama de estos priístas alcanzará tintes de tragedia cuando se den cuenta de que ya no habrá viáticos generosos, viajes de placer pagados como actividades de trabajo, relaciones influyentes para colocar a un recomendado; no habrá tampoco las exageradas prestaciones, aguinaldo y liquidaciones que solían regalarse hasta ahora.

Esta situación debe ser suficiente para entender por qué algunos aún insisten en impugnar elecciones o pedir que se anulen, cuando saben que eso es casi imposible una vez que perdieron con márgenes contundentes que no dejan lugar a dudas ni dan argumentos para convencer al Trife o a cualquier ottra instancia electoral.

No dudo que haya quienes lo hacen por convicción, y mi respeto para ellos, pero a su alrededor andan más de tres moscas desesperadas por recuperar las migajas de poder que han perdido.

Hace seis años, cuando el PAN ganó las alcaldías de Cajeme y Hermosillo, muchos priístas sobrevivieron en las esferas administrativas del Gobierno del Estado, si no como funcionarios, cuando menos con relaciones para obtener ventajas en trámites, proveedurías y otros privilegios. Y eso los mantuvo con el brillo suficiente para regresar tres años después a las esferas municipales donde llenaron de correligionarios tdos los niveles administrativos.

Y cabe decir que algunos lo hicieron de la manera más ruin, como un regidor de apellido Guillérn, que días antes de iniciar la administración de Villanueva se paseaba por las oficinas de palacio municipal burlándose de los empleados identificados como panistas.

Hoy estos priístas están al borde del soponcio. De nada les sirven los tirunfos que obtuvo su partido en otros estados, a menos que decidan cambiar su residencia a Nuevo León, Veracruz o a otros estados como Sinaloa dona ya gobierna el PRI. Pero en esos lugarse serán apenas unos desconocidos priístas.

Hoy los priístas de Cajeme, de Hermosillo, Guaymas y otros municipios de Sonora, vivirán fuera del presupuesto municipal, estatal y federal.

Deambularán como seres opacos tratando de acostumbrarse a la vida alejada del poder, como cualquiier ciudadano común.
Y dentro de dos años y medio, cuando sientan que van a recuperar el poder federal, recuperarán su brillo y su enjundia para aspirar de nuevo a las mieles del poder... con la seguridad de que tendrán empleo en las delegaciones federales.

Mientras tanto, que Dios se apiade de ellos.

 
 

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