Hermosillo.- El pasado 5 de junio, durante el incendio en la guardería ABC, Luz Haydée Tapia Uriarte, ayudó en las tareas de rescate de los menores que se encontraban atrapados entre el fuego.
Enfundada en su traje de bombera, hizo lo que pudo para salvar vidas.
Un día después de la tragedia, Luz Haydée saltó a la fama luego de que un diario local publicó en la portada su foto en plena faena de rescate, la cual le dio la vuelta al mundo.
Modesta, dice que ese detalle no le gusta, por el contrario, asegura que la hiere porque viene a su mente lo ocurrido en la guardería infantil que dejó muerte, dolor, rabia e impotencia.
Protagonista en la tragedia, de carácter templado, la bombera profesional y paramédica que salvó la vida de niñas y niños cuenta, 40 días después del siniestro, su experiencia en el hecho que le dio una fama incómoda.
"Lo importante para mí es –dice-- prevenir incidentes y desastres evitables."
Acostumbrada a situaciones de riesgo, cuenta que su misión es salvar vidas humanas o pertenencias valiosas de los propietarios.
Luz estudió la carrera de paramédica en la Universidad Tecnológica de Hermosillo (UTH) de la que egresó hace cinco años. Actualmente, ya cumplió dos años en el Cuerpo de Bomberos de la ciudad. Además, es la única mujer en Hermosillo contratada como bombera, el resto de sus compañeras son voluntarias.
En la entrevista, refiere que el incendio en la guardería ABC ha sido hasta ahora el evento más fuerte y grande en el que le ha tocado intervenir, y también, ataja, el más frustrante por el número de vidas que se perdieron.
"Se trataba de niños", dice.
Y añade: "Se ven muchos accidentes de carros, en empresas; caídas, choques, atrapados, pero nada como la guardería, jamás nada se puede comparar a esto", dice.
--¿Te consideras mujer de temple?
--Sí. Soy instructora; eso me hace ser un poquito más fuerte y enseñar eso a los muchachos a los que estoy capacitando.
Luego, permanece un momento en silencio, y corrige que "se creía" fuerte hasta antes del siniestro, "pero ahorita ya no sé, la verdad".
Bodega en llamas
Recuerda que el 5 de junio acudió junto con sus compañeros a un llamado de incendio en una llantera. Vieron la guardería hasta que llegaron. Iba como bombera, no como paramédica; con máquina de bomberos, no en ambulancia.
La intensidad del fuego no tenía nada qué ver con lo que imaginaron. "Vimos mucha gente que andaba corriendo de aquí para allá", dice.
Pensar, calcular, idear un plan en segundos son responsabilidades de los rescatistas y personal que trabaja en situaciones de emergencia. "Siempre cree una que tiene un plan para actuar, pero ante una situación como lo que vimos, cualquier plan se escapa", reflexiona.
Encargada de los servicios de ambulancias, de la academia de primeros auxilios, de formar a los "muchachos" desde el nivel básico hasta el medio, Luz Haydée está registrada como "bombero de línea"; se le ha reconocido su formación escolar, que se aprovecha para la capacitación de nuevos elementos.
Esa tarde, dice Luz Haydée, "llegamos a dar servicio de bomberos, no íbamos en unidad de ambulancia, íbamos a apagar fuego. Cuando llegamos, vimos que la llantera no tenía nada que ver".
Admite haber llorado por la tragedia, pero no en ese momento; tenía que actuar sin dilación. Estaba consternada, sentía impotencia porque había mucha gente llorando, muchos policías queriendo ayudar, prestar primeros auxilios, pero no sabían cómo hacerlo.
"¿Por qué no sé hacer esto?, ¿por qué nunca aprendí?, ¿por qué nunca me han enseñado?, podría salvar a alguien si hubiera aprendido', eso decían muchas caras", describe con gesto triste.
Agrega que también se veía a muchas personas entrar y salir de la guardería, sin importarles el riesgo que corrían. "Ese día trabajamos en el incendio de las 2:30 de la tarde, hasta las seis más o menos, pero en su totalidad duró hasta las cuatro de la tarde del otro día". Para sofocarlo utilizaron las unidades 20 y 03, más cuatro pipas, dos extintoras y la ambulancia.
Las elecciones
Madre de una niña de doce años, Luz Haydée dice que a veces "vivimos muy confiadas, y no creemos que una cosa de esas se nos puede presentar en cualquier momento". Ahora, "estoy tratando de aprovechar más el tiempo con mi hija", comenta.
Luz recomienda que madres y padres se preocupen por elegir el sitio donde dejarán a sus hijos mientras trabajan, que pregunten, que exijan condiciones de seguridad, higiene y buen trato.
Añade que después de la gran conflagración del supermercado VH, de Ciudad Obregón; de Telas Parisina, o del Edificio de Banca Cremi, en Hermosillo, salieron a flote las deficiencias en la construcción de edificios públicos en materia de prevención.
Aun así, expresa, no se han hecho correcciones. "Se sabe que, como ejemplo, el edificio del Museo y la Biblioteca de la Universidad de Sonora no permitiría ingresar ningún tipo de manguera; tampoco hay escalera que alcance el último piso, ni existen hidrantes cercanos a las oficinas de la parte interna".
Considera que es fundamental impulsar una cultura de la protección civil que permita a la gente demandar puertas de emergencia, extintores, planos de la edificación que muestren una buena estructura, un buen plan y un buen equipamiento en caso de siniestro.
Se entusiasma cuando nos cuenta que en Estados Unidos, en las escuelas primarias se capacita a niñas y niños en técnicas de resucitación cardio pulmonar (RCP); por eso, chicos de nueve años saben aplicarla en cualquier momento.
Ante la única pregunta que la quiebra: "¿Te viste en el periódico?", guarda un prolongado silencio. Finalmente sus ojos se llenan de lágrimas mientras responde:
--Es muy duro. Cuando yo veía fotos de soldados cargando niños en las guerras, me decía 'esas fotos no se deben de publicar', se me hacían muy fuertes. Y de repente me vi en el mismo papel…
"A lo mejor, si no hubiera salido esa fotografía, ya lo tuviera yo como un recuerdo. Pero no falta día en que alguien me diga: 'ya te vi en la foto del periódico'. Y eso no me gusta", remata la mujer.