A poca distancia de los mercados que mejor pagan por este producto, la floricultura tiene mucho potencial en el Valle del Yaqui, pero pocos agricultores dispuestos a arriesgarse.

Adolfo Morales Gil quisiera tener dinero suficiente para financiarse la siembra de flores, pero al momento se conforma con comprarlas para revenderlas por la calzada Francisco Villanueva Castelo.

De acuerdo con su experiencia, en la región las flores mano pantera, zempoatl, cempazúchitl, rosal, obelisco, solidago e incluso tabachín se adaptan muy bien.

Pero también se pueden cultivar otras como la margarita, claveles y algunas más que al momento deben comprar en Villa Guerrero, Estado de México.

La polar, la gladiola, la codorniz y otras flores exóticas tienen aquí una amplia demanda, afirma, pero sus precios se elevan debido a que deben traerlas de fuera.

Los costos del flete, unos 25 mil pesos por cada camión, afirma, y otros gastos para mantener en buen estado las flores son las que le hacen tan cara en la región.

Al momento sólo se siembra flor para las temporadas de Día de Muertos, Día de las Madres o Día del Amor y la Amistad, precisa, pero el resto del año no hay quien las cultive.

Ya se han hecho en años anteriores algunas siembras y con buenos resultados, asegura, pero quizá lo costoso de la siembra hace desistir a los productores.

“A lo mejor no se pueden sembrar directamente algunas especies por el clima, pero ya hay invernaderos.

“A nosotros nos ayudaría a bajar los precios y con lo cerquita que está la frontera se vendería mucho en Estados Unidos y Canadá”, sostiene.