¡Nace una leyenda!
Agencias
Lunes 17 de Agosto de 2009

Berlín.— Rompiendo los límites de la velocidad humana, Usain Bolt se convirtió ayer en leyenda viva del atletismo, con sólo 22 años, al proclamarse campeón mundial de los 100 metros en 9" 58/100 , 11 centésimas por debajo de su plusmarca mundial anterior, frente a un Tyson Gay que debió consolarse con el récord de Estados Unidos (9" 71/100).

Asafa Powell, predecesor de Bolt como plusmarquista mundial (9" 72/100), subió por fin a un podio en alta competición gracias a su mejor marca del año (9" 84/100).

Ironía del destino o coincidencia, Bolt rebajó 11 centésimas su anterior plusmarca mundial (9" 69/100), lograda precisamente un día como ayer —16 de agosto— hace ahora un año, en los Juegos Olímpicos de Beijing.

"Tuve un arranque muy bueno", dijo Bolt. "Estaba delante en los 20 primeros metros y eso fue todo".

Bolt no cambió ni un ápice su ritual mediático en el día elegido para romper una vez más la barrera de la superación humana y convertirse en leyenda viva de la velocidad.

"Estoy acercándome a ello [a ser leyenda], pero tengo que repetir estas actuaciones año con año", señaló.

Poco antes de la final, salió a calentar y, como siempre, bromeó con su repertorio inagotable de gestos ante las televisiones de medio mundo.

El espectáculo fue el mismo al que acostumbró en Beijing, sonriendo mientras se miraba ufano en las grandes pantallas del estadio.

Llegado el momento definitivo, con unas condiciones meteorólogicas idóneas y una brisa ligeramente favorable, no se movía un alma cuando Bolt salió despedido de los tacos.

El plusmarquista mundial y triple campeón olímpico tomó ventaja enseguida, ajeno al griterío ensordecedor de la grada impulsando a los atletas.

Corrió y corrió sin mirar atrás. Zancada larga, técnica depurada y una velocidad endiablada.

Al final, a punto de cruzar la meta hacia la gloria, Bolt miró de reojo a la derecha: Gay no estaba. Miró a la izquierda y vio el marcador electrónico con el reloj congelado en 9" 58/100.

Era un récord tan espectacular, tan impensable hace sólo unos años, que el público se llevó casi al unísono las manos a la cabeza en un gesto de incredulidad.

La marca parecía inhumana y se desató la locura colectiva en el Estadio Olímpico de Berlín, el mismo en el que la leyenda del atletismo Jesse Owens conquistó cuatro medallas de oro, incluida la de 100 metros, en los Juegos Olímpicos de la capital alemana en 1936.

Bolt supo enseguida que había vuelto a hacer historia y se golpeó el pecho varias veces reivindicando su condición de rey absoluto de la velocidad nada más cruzar la línea de meta y no unos metros antes, como hiciera aquel otro 16 de agosto en Beijing.

Y eso que el jamaiquino se lesionó el pie en un accidente de tráfico en abril y supuestamente no llegaba al Mundial con la preparación adecuada.

"No soy alguien que piensa en récords mundiales, pienso en títulos", aseguró. "Salgo a eso y me sale el récord mundial".

Prueba de la rapidez con la que se corrió la final fue que Gay, segundo clasificado, marcó 9" 71/100 (nuevo récord nacional de Estados Unidos), a tan sólo dos centésimas de la anterior plusmarca de Bolt.

"Hizo [Bolt] una carrera fabulosa", dijo Gay. "Lo dejé todo, pero no alcanzó".

Powell, por su parte, paró el crono en 9" 84/100 segundos.

 
 

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