A José Ferré Moreno le salvó la vida el hecho de que la máquina 1517 que arrastraba más de 20 vagones rumbo a las industrias locales, sólo iba a 20 kilómetros por hora.

“Hubiera ido más recio, se destroza el camión”, afirma Liborio Peña Gómez, maquinista de la locomotora que acababa de salir de la estación ubicada por la calle Sufragio y Guerrero.

Eran alrededor de las 10:25 horas cuando Ferré Moreno intentaba llegar a la empresa Purina para cargar el camión propiedad de Armando Cabral Gaxiola.

Un automóvil le estorbaba para pasar, recuerda el chofer, por lo que maniobró para rebasarlo en el paso por las vías, pero no se dio cuenta de que la “mole de acero” venía muy cerca.

Arrastrado durante casi 50 metros, a la altura del kilómetro cuatro de la carretera Internacional, el camión fue volcado por el tren, cuyos frenos disminuían ya la velocidad de la máquina.

Ferré Moreno salió ileso pero la cabina y el remolque del camión con número económico 319 salieron muy dañados.

“Venía pitando, con las campanas y el aire de emergencia pero no me oyó”, refiere Peña Gómez, quien es casi vecino del chofer del camión, en la colonia Infonavit.

La cabina se salva un poco, pero el remolque, con costo de 120 mil pesos, fue declarado en pérdida total por su dueño en virtud de que a pesar de ser reparado, ya no servirá.
Cabral Gaxiola lamenta que en el lugar no exista un carril de desaceleración para evitar accidentes como el de hoy.

Los camiones tienen que desacelerar en plena carretera para ingresar a las industrias, expone, y eso ya causó el año pasado otro accidente, aunque no con el tren sino entre dos trailers.

Empresas como la Cervecería Corona cuentan con este tipo de carriles, afirma, de tal forma que los camiones pueden entrar o salir y darse cuenta si viene o no otra unidad para avanzar o frenar.

En la zona del accidente, la carretera de cuatro carriles no cuenta siquiera con zona de acotamiento.