Durante las últimas dos temporadas, el manager de los Padres, Bud Black, ha visto desde la cueva del PETCO Park una línea de unas 100 millas por hora darle en la cara al lanzador Chris Young, y una recta de 95 golpear en la cabeza del mexicano Edgar González.
Ambos incidentes pudieron haber sido tragedias, pero para Black hay una diferencia.
"Cuando un pitcher recibe un pelotazo de una bola bateada con la misma velocidad con que la tiró, inmediatamente piensas en el peor caso posible", dijo Black hace poco. "No hay dudas de que tampoco es bueno recibir un bolazo de una recta en el casco. Pero el casco sí absorbe algo del impacto."
Incidentes similares ocurrieron el 15 de agosto, cuando el lanzador de los Dodgers, Hideki Kuroda, recibió un pelotazo de una línea conectada por el novato de los Diamondbacks, Rusty Ryal, en el Chase Field. El mismo día en el Citi Field de Nueva York, David Wright de los Mets fue golpeado por una recta del derecho de los Gigantes, Matt Cain.
Ambos sufrieron contusiones cerebrales e ingresaron a la lista de lesionados de 15 días. Ambos podrían volver al terreno a partir del 1ro de septiembre. Wright ha expresado que quiere regresar pronto y el manager de los Mets, Jerry Manuel, dice que lo espera para esa fecha. Wright ha recibido el permiso de los médicos para reanudar una leve actividad física.
"Parece que está progresando bien", dijo Manuel hace unos días.
De su parte, Kuroda aún sufre algunos síntomas del síndrome post-contusión. También puede reanudar sus entrenamientos, pero no volverá el 1ro de septiembre.
"Estamos viendo que serían dos semanas más", dijo el manager de los Dodgers, Joe Torre. "Es lo que calculamos."
El entrenador físico de los Dodgers, Stan Conte, esperó que disminuyeran un poco los síntomas de la contusión cerebral de Kuroda antes de permitir que el japonés volviera a tirar y participara en otros entrenamientos.
"Kuroda no mejoraba con la velocidad con la que nos hubiéremos sentido bien acerca de la situación", dijo Conte al New York Times. "No estaba claro si seguirían los síntomas y no quisimos presionarlo para que dijera que se sintiera mejor."
Con ésos y otros incidentes como los que ha visto Black con sus propios jugadores, es algo real el peligro de estar a 60 pies y seis pulgadas de una pelota lanzada o bateada.
Young recibió el impacto de una línea conectada por el dominicano Albert Pujols, fracturándose la nariz y quedando con un fragmento de hueso de su cráneo en la frente. Se perdió más de dos meses.
"Pueden pasar tantas cosas con ese tipo de impacto", dijo Black.
González recibió un pelotazo el 19 de julio de un lanzamiento del derecho Jason Hammel de los Rockies. El mexicano también sufrió una contusión cerebral y fue colocado en la lista de lesionados. No ha regresado.
"Estaba en la sala de videos y lo vi pasar en televisión y sentí que perdí todas las fuerzas", dijo el hermano de Edgar, Adrián González, quien abandonó ese partido para acompañar a Edgar al hospital.
Los médicos que estudian estos casos han llegado a la conclusión de que si un jugador ha sufrido una contusión cerebral, está más susceptible a sufrir otra. Una tercera o cuarta puede ocurrir aún con menos impacto en la cabeza, aumentando los síntomas del síndrome post-contusión. Ahí empieza un ciclo inevitable que termina solamente al retirarse el jugador. Los síntomas incluyen mareos y náuseas, más la pérdida de la memoria y una falta de enfoque. Múltiples contusiones pueden resultar después en daños cerebrales.
Las contusiones cerebrales recurrentes terminaron con las carreras de estrellas del fútbol americano como Steve Young y Troy Aikman, y de estelares del hockey sobre hielo como Eric Lindros y Pat LaFontaine. En el béisbol, el receptor Mike Matheny sufrió varias sin nadie saberlo-se presume con el impacto de fouls en su careta-y tuvo que retirarse.
Black, lanzador de Grandes Ligas de 1981 a 1995, nunca recibió un pelotazo en la cabeza.