México (PL).- Cuando me preguntaron si quería entrar al Temascal enseguida dije que no. Ya había visto el lugar, una habitación de piedras, no muy grande, en penumbras, donde un chamán o temascalero realizaba un ritual, a puerta cerrada y con mucho vapor.
Sin embargo, una colega periodista me insistió en no dejar pasar quizá la única oportunidad de conocer un baño prehispánico que se generalizó entre las culturas de Mesoamérica.
Sus vestigios más antiguos se hallan en las zonas arqueológicas de Palenque en México y Piedras Negras en Guatemala, aunque sus orígenes podrían ser más remotos.
Así que con un poco de temor, decidí participar y nunca olvidaré la agradable sensación de relajación y tranquilidad que sentí en los más de 30 minutos que duró esta práctica, la cual sobrevive entre los mexicanos gracias a la tradición oral de las distintas comunidades indígenas del país.
El Temascal, cuyo nombre de raíz nahua significa casa de vapor (Temaz-vapor, calli-casa), es según el ritual, un útero creado artificialmente para recrear el espacio de nacimiento, las virtudes que los hombres guardan en el inconsciente aún antes de haber nacido.
Técnicamente es una estructura cerrada de pequeñas dimensiones en la cual se introducen piedras volcánicas porosas previamente calentadas al rojo vivo, donde se vierte agua para producir vapor, el cual es manejado, dirigido y aprovechado mediante un ramo frondoso de plantas medicinales frescas con el que se abanica.
Durante el baño, el guía aplica una serie de habilidades de índole terapéutica o ritual: masaje, hidroterapia, aromaterapia, ejercicios de meditación y cantos, que sirven para orientar las emociones y dinámicas del grupo.
Temascal, se dice, actúa depurando las vías respiratorias y el aparato digestivo, tonifica el sistema nervioso, elimina el estrés, ayuda en problemas óseos, musculares y ginecobstétricos, todo ello gracias al calor del baño y las propiedades curativas de las distintas plantas medicinales que en él se utilizan: sábila, romero, albahaca y eucalipto.
También por su efecto relajante combate el insomnio, dinamiza y mejora los procesos mentales, mientras que el vapor y por medio del sudor ayuda a la eliminación de grasas, se expulsan del organismo elementos dañinos como ácido úrico, colesterol, triglicéridos, además de ser muy eficaz en tratamientos de obesidad y de envejecimiento prematuro de la piel.
Considerado en uno de sus aspectos más simples como un baño de limpieza, del Temascal poco se sabe, aunque es practicado por la mayoría de los mexicanos, y lujosos hoteles de Europa lo incluyen hoy (en una variante muy moderna) entre sus principales servicios.
En la actualidad son pocas las publicaciones específicas sobre el tema y tienden a enfocarse en el estudio de la herbolaria, pero sí se conoce que fue una actividad fundamental de la cultura ancestral, un instrumento de higiene.
Como quiera, la ceremonia de Temascal es un momento bello y poderoso en nuestra vida, una oportunidad para reconciliarnos con nosotros mismos, con nuestras relaciones, con la vida, con la salud, la fuerza, un espacio para disfrutar y relajarnos.
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