Trágica recepción a Padrés
Julio Ernesto Félix
Lunes 21 de Septiembre de 2009

Julio Ernesto Félix

En medio de la polémica desatada por la ratificación del procurador Abel Murrieta, el gobierno de Guillermo Padrés Elías ha tenido una recepción bañada en sangre por parte de los grupos delictivos que operan en Sonora.

Dos ejecutados en Arizpe, dos comandantes de la PEI calcinados en la sierra por sus secuestrados y, en este caso, cuatro personas más desaparecidas, así como la ejecución de cinco miembros de una familia, niños dos de ellos, suman 13 personas victimadas por el crimen organizado en la entidad.

Decir “un baño de sangre” no es exagerado, y podría tomarse como un mensaje directo para el Gobierno del Estado, una advertencia para que sepa a qué atenerse en los próximos años.

Sin duda Padrés Elías tomará algunas decisiones al respecto, es obvio, pero lo que no debe hacer es asumir la misma actitud que ha prendido en varios gobiernos estatales y que, por cierto, fue muy patente –y patética- en el recién terminado gobierno de Eduardo Bours.

Dicha actitud consiste en minimizar los hechos calificándolos como un pleito entre criminales. “Allá ellos, que se maten si eso quieren”, suelen decir desde algunas esferas gubernamentales. Este menosprecio, además de que pretende ocultar la incapacidad de los gobiernos, es una autorización tácita al crimen organizado para que siga operando como le dé la gana.

Bours asumió esa actitud a principios de su gobierno y la empeoró cuando acuñó una frase que los lambiscones oficiales le celebraron y que él, creyéndose autor de una genialidad, empezó a repetir por donde quiera para referirse al problema: “Es el efecto cucaracha”. Los criminales vienen a Sonora porque los persiguen en estados vecinos.

Esta frivolidad no puede ser repetida en la actual administración. Guillermo Padrés debe reconocer de una vez por todas que el crimen organizado ha sentado bases en Sonora, que los integrantes de las organizaciones delictivas son sonorenses, y que nuestro Estado es, como otras entidades, rehén de la violencia de grupos.

Debe hacerlo Padrés, aunque su primera y desafortunada expresión halla sido que “Sonora es una estado más seguros que otros estados del norte”.

Declaración tan irresponsable como las de su antecesor. En menos de una semana la cruenta realidad le ha demostrado al Señor Gobernador cuán equivocado está.

 
 

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