Los azules son los campeones indiscutibles de la División Oeste de la Liga Nacional.

Fue como si los caprichos de todos los dioses hubieran trazado una línea en la que justo anoche se cruzaban, dramáticos, el aquí y el ahora, en el home plate del estadio de los Dodgers.

Y llegó el día.

Cuando se le terminaron los plazos a la espera de una larga semana y una racha de cinco derrotas quedó atrás. Todo en una noche en la que un vientecillo fresco de otoño vestía de azul a la colina iluminada. Todo en una entrada, la séptima, en la que el fuego de metralla de los fusiles azules, trajeron cinco veces a sus hombres a home para derrotar 5-0 a un rival más que digno, a unos gallardos Rockies de Colorado.

Primero la advertencia. Enfrentar a un ganador de 16 juegos como el mexicano Jorge de la Rosa, abridor de los Rockies que transitó el primer tercio del trayecto sin permitirle un solo hit a la ofensiva de los pupilos de Joe Torre.

Y lo hacía ante estos Dodgers obligados a ganar. Obligados a no perder. En su patio frente a su público.

El primer hit del juego lo dio Todd Helton en la cuarta entrada después de que González y Spilborghs se habían retirado de la caja de bateo con cara de perro. Así llegó el cuarto bate, Troy Tulowitzki a agotar su turno y con una rola por segunda dio el tercer out.

Luego la suerte les hizo guiño. En una jugada insólita el lanzador De la Rosa se lesionó con un tirón en la ingle que lo pone en riesgo para la postemporada.