Parque Infantil: El fraude impune
Redacción
Viernes 16 de Octubre de 2009

Cuando el alcalde Francisco Villanueva anunció que la remodelación del Parque Infantil Ostimuri había costado 40 millones de pesos, la opinión pública local reaccionó asombrada.

La mayoría no podía creer que tanto dinero se hubiera invertido en “darle una pintadita y llenar de grava un área del Parque”, comentaban los desconfiados.

Y a simple vista, cualquiera podía dudar que los cambios hechos en la infraestructura de ese sitio cuesten no 40, ni siquiera 20 millones de pesos.

Pese a la desconfianza generalizada, no hubo una reacción por parte sectores organizados para exigir que se aclararan las cuentas. Ni los medios de comunicación, temerosos de perder la publicidad oficial, ni los diputados locales y federales, ni las cámaras de constructores. Nadie alzó la voz para exigir una aclaración.

Hoy el regidor Guillermo Patiño Fierra lo afirma categóricamente: “Esa obra no costó ni diez millones de pesos”.

El perredista sabe lo que dice, no sólo por ser ingeniero civil de profesión,  precisa, sino por el simple sentido común que evidencia una obra cuyo costo, reitera, sería a lo sumo de diez millones de pesos.

Más aún, añade, no se hizo lo más importante, lo indispensable para el Parque: Instalar el cárcamo de bombeo para evitar las inundaciones que padece cada temporada de lluvias.

Patiño Fierro argumenta que antes de pintar los juegos mecánicos y darle un cambio superficial a la imagen del Parque, es imprescindible solucionar el problema de las inundaciones.

“Cuando llueve mucho y se inunda el Parque mueren animales del zoológico, como sucedió ahora y como ha sucedió antes. Esto no sucedería si existiera el cárcamo”, expresa.

Lo más indignante de esta situación, y lo que dibuja la indolencia de las autoridades, es que el cárcamo de bombeo requiere una inversión máxima de un millón de pesos.

“Y se me hace mucho”, comenta el regidor.

Es más caro, añade, lo que se invierte cada vez para reparar los daños causados cada vez que se inunda, que invertir en el cárcamo.

Sin embargo, ni los diputados locales (la mayoría priístas), ni el Gobierno del Estado ni las autoridades

municipales, han manifestado alguna intención por auditar esta obra en particular, salvo las declaraciones generalizadas sobre el financiamiento del Plan Sonora Proyecta.


¿Y la cancha, apá?


El regidor Patiño demanda también una explicación sobre los 18 millones de pesos que anunció la anterior administración para la rehabilitación de espacios deportivos en Cajeme.

“¿Dónde quedó ese dinero?”, pregunta.

Hasta hoy la mayoría de dichos espacios lucen abandonados, en deterioro, como los dejó la administración de Francisco Villanueva.

Algo similar, señala el regidor, sucede con la administración del gimnasio de la Laguna, una obra que costó a los contribuyentes y hoy es aprovechada para ganancia de particulares.

En la misma línea, Patiño Fierro exige que se someta a consideración de las autoridades el traspaso del nuevo Centro de Usos Múltiples (CUM) a un patronato privado.

No es correcto, afirma, que se privatice un espacio deportivo que costó a la sociedad más de 150 millones de pesos, y que ahora un grupo particular haga usufructo de esta inversión.

El regidor solicita al síndico municipal, Jorge Russo, que la obra no se entregue al patronato antes de explicar cuál será la injerencia que tendrá la autoridad municipal en la administración del inmueble y quiénes los beneficiarios.

Patiño propone que el CUM sea administrado por las autoridades y representantes de la ciudadanía.

 
 

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