Después de varias administraciones en las que dominaron el mercado municipal de Cd. Obregón (Mercajeme), el grupo de José Esperza Garibay, o mejor dicho, el grupo de Faustino Félix Escalante podría perder el control de este inmueble.
Desde la administración municipal 1991 – 1994, cuando se transformó el mercado municipal, el entonces alcalde FF se aseguró de poner a un incondicional al frente de este inmueble que agrupa a un número importante de locatarios, pero sobre todo que tiene una significativa importancia estratégica en la política local. Aquí, como en todos los mercados públicos de las ciudades mexicanas, se expresa y se reproduce el ánimo político de una población. Luego, controlar el mercado municipal, es una aspiración a la que no renuncia ningún grupo político, y el de FF lo ha tenido durante más de 15 años.
Pero ahora, en la primera acción política realmente importante que realiza la administración de Manolo Barro, se le ha dado un duro golpe a la hegemonía faustinista al quitarle a José Esparza la facultad de entregar los permisos para ventas especiales.
Hay mucha tela donde cortar de la evolución del Mercajeme, de las luchas internas de los locatarios y de las transacciones económicas y políticas que ocurren dentro del inmueble, pero hoy lo importante es que el Ayuntamiento que encabeza Manolo Barro ha decidido arrebatar el control a un grupo particular que maneja a su antojo un bien público.
La reacción no se hizo esperar una vez que el secretario del Ayuntamiento anunció que los permisos especiales se darían de forma individual, y como es costumbre, con presiones y periodicazos se intentó obligar a las autoridades dar marcha atrás. Pero la decisión estaba tomada y sus detractores tuvieron que idear otra ofensiva.
Viene entonces la participación esperada de los diputados FF Chávez y Raúl Acosta Tapia, quienes intentaron defender el cacicazgo de Esparza pero hasta hoy dicho intento ha sido infructuoso.
En esas estamos, esperando que se termine este episodio y que el Mercajeme se convierta en lo que debe ser, un bien común de la ciudadanía cajemense, no un elemento de poder a cargo de un grupo político.
Ya era hora de poner orden en Mercajeme y el gobierno de Manuel Barro ha tomado la iniciativa que no tomaron sus medrosos antecesores. Esperamos que el Mercajeme vuelva a ser de todos.